Colombia, el país de las mariposas

c. polanco BOGOTÁ / EFE

SOCIEDAD

Jesús Vélez Estrada

Estos insectos son los más evolucionados del planeta

04 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Coloridas, juguetonas y delicadas vuelan en las inexploradas selvas de la Orinoquía, las cumbres de la Sierra Nevada de Santa Marta, el lluvioso Chocó y las verdes montañas andinas unas 3.300 especies que hacen de Colombia un país de mariposas.

Dueñas de una belleza indescriptible reunida en el libro Colombia, país de mariposas, que Villegas Editores presenta en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, estos insectos son considerados por los expertos un «éxito de la evolución» luego de completar 250 millones de años en la Tierra.

Incluso hay quienes creen que si llegara a desaparecer la humanidad las mariposas seguirían existiendo como prueba de su alto grado de sofisticación, a pesar de su engañosa fragilidad. Por fortuna, la heterogeneidad de sus paisajes hacen que Colombia sea la casa ideal de estos insectos, de los más evolucionados del planeta. «El mosaico de regiones que posee Colombia hace que tenga una amplia diversidad de plantas y con ello muchas mariposas», explicó a Efe el biólogo Indiana Cristóbal Ríos-Málaver.

La cifra identificada en Colombia alcanza actualmente las 3.300 especies y se espera que gracias a la firma del acuerdo de paz con la ahora desmovilizada guerrilla de las FARC se pueda superar pronto las 4.000 que tiene Perú al hacer investigaciones en apartados lugares a los que los conocedores aún no han llegado, y de ese modo ser el país con más lepidópteros del mundo.

Encontrarlas es cuestión de paciencia. Así lo entendió Ríos-Málaver, pupilo del naturalista Jesús Hernán Vélez, con quien escribió el libro Colombia, país de mariposas. Durante cinco años visitaron el campo para buscarlas, clasificarlas y fotografiarlas. Para ese momento ya estaban enamorados de los espectaculares patrones de color que exhiben en sus alas.

Esos tonos iridiscentes y su multiplicidad de formas «llaman poderosamente la atención porque hacen parte de la estética del paisaje hasta el punto de que sus procesos de metamorfosis han inspirado al hombre a través de la historia», comentó Ríos-Málaver.

De la pasión que desatan da fe el hallazgo en 2006 en Berlín de un baúl propiedad del explorador alemán Arnold Schultze, quien visitó estas tierras entre 1920 y 1928 y cuya obra recuerdan en el libro los autores.

Además, al visitar los denominados «puntos calientes» de la biodiversidad colombiana en el piedemonte andino-amazónico, la cordillera oriental, el departamento del Putumayo, las selvas bajas del Chocó y la región Andina, entendieron que todavía hay mucho por descubrir en cuanto a riqueza natural se refiere. Pero tanta belleza está en peligro por el avance de los centros urbanos y el cambio de bosques por potreros para la cría de ganado.