Europa limitará las grasas trans en alimentos, pero ¿por qué son perjudiciales para la salud?

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Su ingesta causa al año más de 500.000 muertes por enfermedades cardiovasculares

26 abr 2019 . Actualizado a las 23:47 h.

Alimentos congelados como canelones, pizzas o helados; galletas, margarinas y mantecas; bollería industrial; aperitivos salados como patatas fritas... Muchos de estos alimentos son ultraprocesados, pero tienen algo más en común: contienen grasas trans. Es un tratamiento que la industria utiliza para facilitar su conservación y mejorar su textura, pero al que la OMS y varios estados han puesto en cuarenta por su efecto perjudicial para la salud. Es una cruzada a la que ahora se ha sumado la Comisión Europea, que acaba de aprobar una regulación por la que deberá restringirse la cantidad de grasas trans en alimentos a un máximo de dos gramos por cada cien gramos de grasa en los alimentos. La norma, que ayer fue aplaudida por la Fundación Española del Corazón, se aplicará en todo el mercado de la UE a partir del 2 de abril del 2021.

¿Qué son las grasas o ácidos grasos trans?

Son un tipo de grasa que se forma cuando el aceite líquido se transforma en una grasa sólida mediante un proceso industrial por el que se le añaden hidrógenos. Esta técnica, llamada hidrogenación, sirve para incrementar el tiempo de vida útil de los alimentos y mejorar su sabor, aspecto y textura.

¿Por qué son perjudiciales?

Numerosos estudios han constatado que son las peores grasas para la salud cardiovascular, ya que aumentan los niveles de colesterol malo (LDL) y triglicéridos y disminuyen los niveles de colesterol bueno. También se asocian con un mayor aumento de obesidad y casos de diabetes. La OMS estima que su ingesta causa cada año más de 500.000 muertes por enfermedades cardiovasculares. Un estudio sugiere que basta con tomar 5 gramos diarios para tener un riesgo 23 % mayor de padecer una enfermedad cardíaca coronaria.

¿Es suficiente su limitación?

La OMS y muchos especialistas proponen la prohibición de su uso, tal y como se ha hecho en Estados Unidos o Canadá. «Prohibirlas o limitarlas es un avance importante, pero no es suficiente para mejorar la salud, ya que hay que apostar por una dieta de productos frescos y de proximidad acompañada de ejercicio físico», explica Federico Mallo, catedrático de Fisiología y Endocrinología de la Universidade de Vigo.

¿Qué beneficios aportará su limitación?

Las empresas tendrán que realizar inversiones para reformular sus productos, pero la Comisión Europea calcula un ahorro para los sistemas de salud comunitarios de entre 58.000 y 304.000 millones de euros.

¿Qué ha ocurrido en los países en donde se restringió su uso?

Dinamarca fue el primer país en el mundo en limitar su uso, en el 2003. Desde entonces logró una reducción en la mortalidad coronaria debida a las enfermedades cardiovasculares. Se evitó la muerte de 700 personas al año.