Un invernadero donde crece la autoestima

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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'La Caixa' ha impulsado la apertura del invernadero de la Asociación Pro-Minusválidos del Ortegal

25 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Un invernadero en el que no solo crecen plantas. Bajo su cubierta crece la autoestima y las habilidades sociales de las personas que lo atienden y que, a su vez, aprenden un oficio.

El invernadero de la Asociación Pro-Minusválidos del Ortegal (Aspromor), en Ortigueira, llevaba seis años cerrado. El pasado 4 de abril reabrió sus puertas gracias a una ayuda de la Obra Social la Caixa de 17.000 euros y el empeño del personal y los usuarios de la asociación.

Desde ese día, a este invernadero llega gente de todas las parroquias limítrofes. Planta ornamental y de horticultura, semillas, arbustos, sustrato, abonos, sulfatos o bulbos, pero también macetas, guantes y todo tipo de herramientas de jardín. Todo a disposición del público.

«Se lo notamos en la expresión de la cara cuando llegan cada mañana. Ellos ven diariamente un reconocimiento social por su labor. La autoestima de los usuarios mejora mucho porque se ven incluidos en su entorno», asegura la directora, María José Fojo que explica que el centro ocupacional tiene 28 usuarios y diferentes talleres. «Dependiendo de las capacidades, cada persona tiene un taller de referencia. Hay un taller de fregonas, uno de reparación de envases de plástico, hay una unidad de día, un taller de cocina y el taller invernadero», cuenta.

El invernadero está atendido por una encargada de taller y por una educadora social que se ocupa de la vertiente pedagógica porque, la finalidad es esa: pedagógica y terapéutica. «Actualmente, hay cinco usuarios del centro día a día en el invernadero. La intención es que el resto también puedan irse rotando de forma puntual para que todos puedan participar en esta actividad», asegura María José Fojo.

«Gracias a esto aprenden a dominar distintas habilidades. Académicas con el manejo de dinero, de precios o a hacer facturas. Prácticas de cultivo, riego, , trasplantado, el cuidado de las distintas plantas y, una cosa muy importante, aprenden a relacionarse con el cliente. Estas habilidades sociales, en la mayoría de los casos, son nuevas. Al mismo tiempo, se van familiarizando con el mundo laboral porque tienen que llegar cada dúa y ponerse las botas y la ropa de trabajo para acudir al invernadero», explica desde la Asociación Pro-Minusválidos del Ortegal.

Todo el mundo en la comarca conoce ya el invernadero de Aspromor que, además, se ha convertido en una puerta de entrada. La gente acude a comprar una planta pero, después, comienza a interesarse por otros talleres y actividades que se llevan a cabo en la asociación. «Demostramos que estas personas con discapacidad son muy válidas. Se lo demostramos a ellos mismos y a los demás», recuerda María José.

El invernadero llevaba seis años cerrado. Durante todo ese tiempo, los usuarios siguieron «practicando» con un taller de horticultura que se empleaba para el autoabastecimiento del comedor del Centro.

Maribel Lorenzo, presidenta de Aspromor, recordó, el día de la inauguración, que «era unha pena ter isto infrautilizado, cando custou 23.000 euros, que puxo o Concello no seu día. No económico, chega con que sexa sostible, pero dá moito dinamismo aos rapaces, que interactúan coa xente».

Un día de nervios para todos que ya se ha convertido en inolvidable. María Isabel Fustes, responsable de jardinería en la anterior etapa, reconoció, «é un soño cumprido».

«Ninguén imaxina o gratificante que é volver a ver isto aberto, é unha actividade estupenda para os usuarios, que se relacionan coa xente; tiñamos moitísima clientela e esperamos gañar máis agora, con máis mercancía que iremos metendo», contaba ayer. «Merece moito a pena para os rapaces, uns fan facturas, outros collen a planta ou lévanlla ao comprador, cada un coas súas capacidades», subrayó.

Este punto de venta y relación social se ha convertido en un espacio mixto de trabajo y atención al público que, además, pretende ser una fuente de ingresos para la asociación. «Por ahora la acogida está siendo increíble. El objetivo final es lograr la inserción laboral de los usuarios. Sería maravilloso que dentro de uno o dos años, el tiempo que sea, podamos contratar a uno de los usuarios como parte del personal del invernadero», asergua María José Fojo.

El invernadero está abierto al público de 9.00 a 13.00 y de 15.00 a 16.30 horas.