¿Cómo será la nueva Notre Dame? El gran debate, bajo la mirada gallega

Uxía Rodríguez Diez
uxía rodríguez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

CAROLINE BLUMBERG | efe

Francia abrirá un concurso para reconstruir la aguja: hay expertos que quieren una diferente y otros una copia de la anterior

18 abr 2019 . Actualizado a las 20:05 h.

Notre Dame ya nunca será igual. Eso es lo único claro en el debate que ahora se abre y que no será ni sencillo, ni rápido y, seguramente, tampoco logrará un acuerdo unánime. ¿Qué catedral hay que recuperar? ¿Hay que seguir el modelo medieval o el espíritu de la restauración llevada a cabo por Viollet-le-Duc en el s. XIX? ¿Hay que copiar las ruinas, recordar el incendio o dejar una nueva huella, la del siglo en el que ardió?

La estructura general del templo se ha salvado, también elementos clave como los rosetones, pero ha desaparecido parte de la cubierta y emblemas como la aguja. El Gobierno francés ya ha anunciado que la reconstrucción de esa mítica aguja de Notre Dame se hará a partir de un «concurso internacional» de arquitectura.

Los expertos gallegos

Santiago Hernández Ibáñez, catedrático de la Escuela de Caminos de la UDC y profesor de Arte y Estética de Ingeniería, cree que habría que dejar la impronta del siglo XXI en el monumento. «La aguja que había se deterioró con la revolución francesa, y en el siglo XIX, Viollet-le-Duc, que fue el catalizador de las construcciones medievales, hizo el diseño de una aguja neogótica. Los estudios artísticos cambian con el tiempo, al igual que los materiales, por lo que los estilos también evolucionan», asegura el experto. ¿Su opción para Notre Dame? «Yo apostaría por hacer algo igual de estilizado que lo que había, pero con materiales modernos. Estaría bien que, visualmente, se recordara la aguja original, pero dejando claro que en el siglo XXI las cosas se pueden hacer de otra manera». Su propuesta pasa por utilizar materiales como el acero y el vidrio. Respetar el espíritu y la imagen visual pero reflejando la construcción contemporánea. «Hay otros ejemplos similares, como la cúpula del Reichstag que rehízo Norman Foster», recuerda.

No opina lo mismo Carmen Lorenzo, directora de la Escola Superior de Conservación e Restauración de Bens Culturais de Galicia. «Yo recuperaría todo lo que sea recuperable, todos los elementos que sean salvables. Lo que no se puede, bajo ningún concepto, es hacer un falso histórico y que la gente se crea que algo es del siglo XII cuando no lo es. Incluso la aguja, se desmoronó, pero no sabemos si los elementos se pueden recuperar e intentar ponerlos en su sitio, como un puzle». La experta gallega va más allá: «Incluso, se puede plantear el dejar partes irrecuperables, como quedaron. Es decir, que se mantenga un testigo de lo que pasó, del incendio. No pasaría nada porque dejaran una parte sin reconstruir totalmente. Hubo una catástrofe y puede quedar reflejada». En la nueva Notre Dame se van a utilizar nuevas tecnologías y nuevos materiales pero la pregunta es, según Carmen Lorenzo, cómo se van a aplicar. La restauradora tiene clara su opinión al respecto: «Yo me inclino hacia el respeto por lo que hay. Soy más conservadora. Yo no metería elementos que llamen mucho la atención. No incluiría una aguja moderna, por ejemplo. Yo prefiero conservar la magia del lugar».

Carmen Rei, del estudio K2C Arquitectas, cree que todas las opciones pueden llegar a ser válidas. «Todavía queda mucho de Notre Dame. En función del daño, se tienen que tomar las medidas y, aquí, lo más importante es el estudio previo. Habrá partes que se puedan conservar, otras que se puedan intentar reproducir, se pueden dejar algunas huellas del incendio e, incluso, introducir nuevos elementos». La arquitecta recuerda que en Notre Dame ha habido intervenciones a lo largo de toda la historia.

«Si se pierde todo, la decisión es más sencilla porque hay que hacer algo nuevo como en el caso de las Torres Gemelas», pero la situación en París es completamente distinta. «En Santiago tenemos el ejemplo del Pórtico de la Gloria. Lo que se hizo fue recuperar un poco de cada época, lo que quedaba de cada intervención. No se puede optar por una solución única. Fue un trabajo de diez años. No se toma una decisión de un día para otro». La arquitecta cree que lo más importante es hacer un exhaustivo estudio de los daños, que «no se puede hacer ni en dos ni en cinco meses, requiere mucho tiempo y calma. Además, es una catedral de la que se tiene una información asombrosa. Puedes consolidar lo que ha quedado o, incluso, reproducir alguna parte, pero siempre dejando claro que es una reproducción. No se trata de hacer una copia».

El subdirector del Instituto español de Patrimonio Cultural, Javier Rivera Blanco, cree que «lo lógico sería aplicar los conocimientos del siglo XXI, introducir materiales ignífugos, que no se dilaten con los cambios térmicos y que supongan un menor peso para la estructura, pensar en que viva más años».

Lluís Dilmé, que participó en la reconstrucción del Gran Teatro del Liceo de Barcelona tras el incendio que lo destruyó en 1994, opina que debe salvaguardarse la imagen tal como era, debido a «la enorme fuerza de un edificio tan emblemático», aunque algunos elementos interiores puedan ser de arquitectura contemporánea.

Concurso internacional

Francia oficializó ayer este debate con el lanzamiento de un concurso internacional de arquitectura para la reconstrucción de la aguja y determinar qué se hará en su lugar: si se levantará una idéntica u otra adaptada a las técnicas actuales. Una opción es «dotar a Notre Dame de una nueva aguja adaptada a las técnicas y a los retos de nuestra época», admitió el primer ministro, Édouard Philippe. En la línea de lo anunciado el día anterior por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, Philippe confió en que la reconstrucción del templo gótico se pueda realizar en cinco años, una previsión muy optimista.

Las donaciones de particulares tendrán más exención fiscal, pero la de los ricos se mantiene igual

El Gobierno de Francia celebró ayer un Consejo de Ministros consagrado exclusivamente a la reconstrucción de la catedral de Notre Dame. En la reunión se decidió la elaboración de proyecto de ley, que se presentará la próxima semana, que fijará el marco de la restauración y establecerá garantías de transparencia de forma que «cada euro pagado para la rehabilitación sirva para eso y no para otra cosa».

La normativa modificará la tributación de las donaciones, por lo que la exención fiscal para los particulares que den hasta 1.000 euros será excepcionalmente del 75 %, en lugar del 66 %.

A partir de 1.000 euros, se mantendrá la norma actual del 66 % (hasta un límite del 20 % del impuesto sobre la renta), y tampoco habrá cambios en las donaciones de las empresas, que pueden deducir un 60 % de sus gastos de mecenazgo, con un tope de hasta un 0,5 % de su facturación.

La polémica sobre esas exenciones fiscales ha emergido después de que algunas de las grandes fortunas francesas y ciertas multinacionales hayan hecho en unas horas promesas que suman ya 800 millones de euros y pueden superar los 1.000 millones rápidamente. El primer ministro, Édouard Philippe, se felicitó por que haya personas adineradas y empresas que «quieran participar en la reconstrucción de un edificio que no es solamente un edificio». Es un símbolo.

Los bomberos temen por los frontones de las fachadas laterales

Los bomberos de París temen por la estabilidad del frontón de las fachadas laterales de la catedral de Notre Dame de París, ya que alguna eventualidad meteorológica, como rachas fuertes de viento, podría hacerlos caer.

Según explicó ayer el portavoz del cuerpo, Gabriel Plus, «existe una amenaza sobre los frontones, porque las vigas ya no los sostienen». Como el tejado fue devorado por las llamas, así como gran parte del envigado de madera que se hallaba bajo la cubierta, los frontones del crucero ya no tienen apoyos y necesitan reforzarse. El andamio que se colocó para las obras de reforma de la catedral deberá ser retirado lo antes posible. «Ahora mismo el punto neurálgico está en los frontones, que corren el riesgo de caer, y en el andamio», dijo.