Una ayuda a los que viven en la calle y quieren salir de ahí

alberto lorenzo REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

VOLUNTARIOS DE LA ASOCIACIÓN BOANOITE EN UNA DE SUS VISITAS NOCTURNAS EN A CORUÑA
VOLUNTARIOS DE LA ASOCIACIÓN BOANOITE EN UNA DE SUS VISITAS NOCTURNAS EN A CORUÑA

Con los ojos puestos en los sintecho, la Asociación Boanoite trabaja desde hace nueve años en la reinserción social

04 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde hace nueve años los voluntarios de la Asociación Boanoite hacen recorridos nocturnos para ver en qué medida pueden ayudar a los sintecho. Se reparten en zonas, localizan a las personas que están durmiendo en la calle y los asisten. El vocal de comunicación Ángel Ferreiro indica que en esas visitas se encuentran situaciones variadas. «Hay gente que está en la calle en A Coruña, es de Málaga y acabó aquí porque tenía familiares. Otros son albañiles que se quedaron en el paro con la crisis. Hay de todo», explica.

La asociación, que este año cuenta con 7.200 euros aportados por Obra Social La Caixa., trabaja en A Coruña, Santiago y Vigo. «Bajamos en grupos -señala Ferreiro-. Llevamos siempre chocolate y sopa, que las cosas calientes siempre les vienen bien a quienes están en la calle. También cruasanes o bocadillos. A mayores, si nos lo piden, intentamos conseguir algún saco de dormir a quien lo necesita».

Hasta hace cuatro años ese era su principal ámbito de actuación. Sin embargo, con el paso del tiempo y el contacto con esa realidad, la Asociación Boanoite se puso un reto más ambicioso: crear un paso intermedio entre las personas que están en las calle y las que finalmente se reinsertan socialmente. De ahí nació el Hogar Boanoite, pensado para aquellas persona que tenían la voluntad de dejar la calle pero que habían llegado a una situación en la que no veían el modo de hacerlo.

Volver a la sociedad

El proyecto empezó en el barrio coruñés de Novo Mesoiro y, con el paso del tiempo, se trasladó a la antigua sede de la Real Institución Benéfico Social Padre Rubinos. «En estos momentos están allí cinco personas con la trabajadora social, que vive con ellos y ve su evolución». Mientras que los usuarios van dejando atrás la calle, los voluntarios le ayudan a hacer gestiones, están a atentos a las ofertas de trabajo que pueden surgir y los ponen en contacto con familiares.

El resultado es satisfactorio. De las aproximadamente 40 personas que pasaron por allí, a la mayoría le va sensiblemente mejor. «Mejora su vida -afirma Ferreiro-. Uno de los hombres que estuvo aquí trabaja ahora en un bar y le va bien. Otro contactó con su familia cubana y se fue para Cuba. También los hay que, aunque no encuentren trabajo, pueden llevar una vida mejor cobrando una risga».