El nuevo permiso de paternidad: Álvaro sí y José no

La Voz REDACCIÓN

SOCIEDAD

Por doce horas de diferencia entre el último bebé de marzo y el primero de abril, dos padres de Ourense traen permisos de paternidad distintos bajo el brazo. Varios progenitores relatan la incertidumbre que pasaron por si entraban en plazo

02 abr 2019 . Actualizado a las 11:19 h.

Un solo segundo provoca que un día se convierta en otro, que un mes se torne en el siguiente y, a veces, que un padre tenga tres semanas extras de permiso retribuido para cuidar de su hijo. Lo más importante es que vengan sanos, en eso están todos los padres de acuerdo. Sin embargo, por doce horas de diferencia entre el último bebé de marzo y el primero de abril, dos padres de Ourense traen permisos de paternidad distintos bajo el brazo. «La verdad es que en el momento del nacimiento ni me acordé ni me fijé en el cambio del permiso de paternidad. Aunque estos meses, mientras se hablaba en los medios, le di bastantes vueltas. Estoy muy a favor ya no solo por mí, sino por mis dos hijas. Con la primera tuve solo 15 días de permiso y ahora serán ocho semanas», afirma Álvaro Rodríguez de 36 años, que fue padre, por segunda vez, alrededor de las 05.00 horas del 1 de abril. «Es un cuidado que nos corresponde a los dos. Y a medida que se iguale a la baja por maternidad, las empresas no podrán discriminar a las mujeres a la hora de concederles un puesto de trabajo. Yo solo puedo verle cosas positivas a esta medida. Por mí y por mis hijas», opina con una amplia sonrisa en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), este técnico de sistemas de seguridad.

En el polo opuesto está José Manuel Nogueira que solo podrá disfrutar de su baja durante cinco semanas. Katia, la tercera en su línea de descendencia, nació a las 17.00 horas del 31 de marzo. «Está claro que cuanto más lo amplíen, mejor. Para los padres y para los hijos. Es imposible encontrarle algo negativo al cambio legislativo», mantiene tras la experiencia de sus dos hijos anteriores. «El parto se retrasó dos o tres días. Por unas horas tendré tres semanas menos para disfrutarla», lamenta este limiano de 48 años.

«Soy el conejillo de indias de mi empresa»

ANGEL MANSO

Nicolás Vázquez (A Coruña, 38 años) ya no es un padre primerizo. Este lunes 1 de abril tuvo a su segundo hijo, Nico. Nació a las 06.45 de la mañana en el Hospital Teresa Herrera. Su hermana, Sofía, tiene cuatro años y medio. Sin embargo, hay algo en lo que sí debuta este trabajador del sector de las TIC. Es de los primeros progenitores que disfrutará de la baja de paternidad de ocho semanas que empieza a ser efectiva desde ayer. «La ley está aprobada, ahora veremos si también está bien articulada, todavía no he leído toda la normativa», apunta Vázquez. «Tengo que consultarlo con los servicios de recursos humanos. Soy el conejillo de indias de mi empresa en esto de la baja de paternidad», sonríe.

Para cuidar a Sofía solo contó con dos semanas. Un tiempo, advierte, claramente insuficiente. «No se trata de ayudar a mi mujer, sino de que el cuidado de los hijos debe ser compartido. No podemos descargar toda la responsabilidad solo en uno. Lo único que no puedo hacer es darle el pecho, pero, de todo lo demás, sí puedo encargarme», explica Nicolás. Su mujer trabaja en la sanidad pública. «La falta de capacidad económica y de tiempo es lo que está lastrando la natalidad en España. Son necesarias medidas así, también, que se amplíe la baja de las madres. Seremos un país inviable si no nacen niños», subraya.

Cuando se termine la baja, admite, él lo tendrá más fácil que en otros sectores para conciliar. «Mi trabajo tiene fases que se pueden hacer con control remoto desde casa», explica. Es una «suerte», define, poder disfrutar y cuidar a sus hijos. «A nivel económico y social vemos como las bajas de paternidad más prolongadas funcionan en otros países. Galicia es una comunidad envejecida. Es crucial establecer mecanismos que animen a la gente a ser padres», concluye el informático.

Iago estrena el nuevo permiso de paternidad por 16 minutos

«¿No se podía esperar un día más?», pensó cuando su mujer rompió aguas, dos semanas antes de lo previsto. Finalmente, el parto se alargó y Leo permite a este vigués disfrutar de la baja de ocho semanas.

No, no se llama así por Messi, aclara. Aunque, sí, lo ha puesto en la cabeza del nuevo permiso de paternidad. Iago es el primer padre que lo estrena y su hijo se llama Leo por Da Vinci, el genio universal.

Llegó de sorpresa. «¿No podía esperar un día más?», pensó Iago cuando su mujer, en cama la madrugada anterior, rompió aguas. Fue casi al mismo tiempo que el cambio de hora. Aquello parecía cosa de brujas, porque a Leo lo esperaban para el 16 de abril. Pero los embarazos son imprevisibles. Los partos también. El de Mili se alargó. Se pasó en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo más de medio día hasta que Leo Bastos Castro llegó con un permiso de paternidad de ocho semanas para su padre.

«Tengo que pensar cómo lo distribuyo», explica Iago, de 33 años. El decreto que aprobó el Gobierno de Sánchez el mes pasado indica que las dos semanas deben disfrutarse justo a continuación del nacimiento y que de las otras seis se puede disponer a lo largo del primer año en períodos de al menos una semana. En casa ya tienen una idea, que será que Iago pida ahora cuatro semanas y deje las otras cuatro para cuando Mili, de 30 años y autónoma, se reincorpore a trabajar. Así tendrán más tiempo en casa a Leo, que es el primer hijo de la pareja. Con suerte será en Vigo, adonde están a punto de mudarse. Actualmente residen en Salceda, pero ya están empadronados en la ciudad porque han comprado un piso. En las doce primeras horas del día 1 nacieron tres bebés en el Cunqueiro.

Rubén y David, a las puertas

M.MORALEJO

El que se queda a las puertas de estrenar el nuevo permiso, y por bien poquito, es Rubén Córdoba. «Por cuatro horas y dos minutos», concreta. Sí, se lo sabe de memoria. Vega nació a las 19.58 horas, a pocos metros de Leo. Lo suyo fue un visto y no visto, porque los padres llegaron al hospital pasadas las 18.00, también mirando el reloj.

Tampoco se puede decir que no se lo esperasen. Era ya la semana 41 del embarazo (la gestación normal es de 40 y en la 37 ya se considera un parto a término) y, de hecho, tenían previsto inducir hoy el alumbramiento. La pareja estaba paseando por la tarde y ella rompió aguas. Pero Rubén, de 31 años, se queda al menos con la sensación de ganar algo, porque tienen un niño de dos años y medio y cuando nació el permiso de paternidad aún era de dos semanas. Ahora disfrutará de cinco, que son las que estaban vigentes hasta ayer. «Está muy bien, se agradece, porque las primeras semanas es fundamental estar ahí». Claro, ocho están mejor.

El caso de Rubén Córdoba es especial porque acaba de quedarse en el paro y tiene derecho a la prestación por desempleo. Mientras coge la baja de paternidad, se suspende el paro. Cuando se termine, vuelve a cobrar la prestación por desempleo.

M.MORALEJO

Sí está trabajando David Castro, de 35 años, que también se queda con el permiso de cinco semanas. Aunque por poco. Estaba previsto que Nieves naciese dentro de un par de semanas, pero se adelantó al domingo. «Cuatro o cinco semanas de paternidad está bien, si no la empresa... ¡hay que mirar por las dos partes!», advierte David, que trabajaba en la construcción. Es un trabajo duro. «Muchos días paso catorce horas fuera de casa», reconoce. Por eso, más que un permiso de paternidad de ocho semanas, lo que prefiere es tener disponibilidad para faltar si el niño se pone enfermo. Tiene otra hija de catorce años, de una pareja anterior, pero como por entonces era autónomo no tuvo ninguna baja.

Información elaborada por: Ángel Paniagua, Mila Méndez y Edith Filgueira.