La niña va de poli sexi, él de poli serio

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

María Pedreda

Los psicólogos dan la voz de alarma y denuncian la erotización de las pequeñas. «Eso es maltrato y violencia hacia la infancia», afirma la sexóloga Martina González

01 mar 2019 . Actualizado a las 15:45 h.

Muchos padres lo habrán visto estos días previos al carnaval. En un comercio hay disfraces infantiles de policía. El de niño reproduce un agente como los que se ven en las películas americanas. En la niña, sin embargo, aparecen algunas distorsiones: lleva minifalda y usa medias de rejilla. No sirve aquí apelar a la mirada adulta contaminada. «Para nada es eso», dice Ricardo Fandiño, psicólogo clínico y Presidente de la Asociación para a Saúde Emocional na Infancia e a Adolescencia. Y lo argumenta: «Las policías no llevan medias de rejilla cuando trabajan y usan pantalones largos. Igual que las enfermeras, que tampoco van en minifalda. No es que uno esté viendo una cosa rara, es que es raro».

Este ejemplo es uno de los muchos que se pueden englobar en los que los especialistas denominan erotización de la infancia. Es decir, la adopción por parte de los más pequeños de actitudes que los adultos usan para atraer sexualmente a otros. Se da fundamentalmente en las niñas y se trata de algo inducido socialmente y asumido de manera inconsciente por ellas. La sexóloga Martina González no duda a la hora de calificarlo: «Es una forma de maltrato y de violencia hacia la infancia». Explica el porqué: «Se está alterando el desarrollo cerebral de la persona. Esto va a tener graves consecuencias psicológicas, alterará la percepción que tienen sí mismas, se les está enseñando que se espera de ellas que sean sexis, y que cumplan una serie de estereotipos para que les acepten».

En las tiendas se pueden ver algunas de esas manifestaciones. Pilar Pascual, psicóloga e integrante de la Asociación Mujeres para la Salud, lo denuncia: «Hay una tendencia a convertir a las niñas en mujeres y se hace la misma ropa para ellas que para adultas. Hemos visto bikinis con relleno para niñas de diez años. Hay zapatos de niñas con tacón en el mercado normal, no solo para disfrazarse. Y más cosas». Hasta actos tan asociados a la infancia como una primera comunión toman nuevos matices: «Ahora se hacen pruebas de peinado y vestido. El ritual alrededor de la primera comunión se parece mas al ritual de alrededor de la boda», explica Fandiño.

Una manifestación de una sociedad machista

En blogs sobre esta materia se pueden ver consejos para esconder manchas en la piel e imperfecciones en ese día tan señalado. En otros vídeos de Internet aparecen pequeñas enseñando a otras cómo maquillarse, mostrando uñas de gel, pintura de labios o sombras de ojos. «Si les enseñas que necesitan un montón de artificios para ser aceptadas y que es importante que se muestren sexis y atractivas para que las quieran, justo cuando su cerebro se está desarrollando, lo interiorizarán. De tal manera que sentirán que forma parte de su personalidad», apunta Martina González.

Como recalcan los especialistas, este tipo de erotización se manifiesta sobre todo en el sexo femenino. «Se debe a que vivimos en una sociedad machista y sexista, donde se potencia que la autoestima de las mujeres depende de lo guapas que están», opina Pilar Pascual. «A las niñas se les envían multitud de mensajes contradictorios. Se les hipersexualiza, convirtiéndolas en objeto de consumo, pero se les critica tachándonos de guarras según se van haciendo mayores», dice Martina González.

Los profesionales coinciden en las consecuencias negativas que tiene este tipo conductas. Se pervierte la relación con su propio cuerpo. Lo explica Ricardo Fandiño: «Descubren que tomar determinadas actitudes o vestirse de determinadas maneras genera atracción, gusta y es celebrado. Como van a utilizar el cuerpo para gustar de manera temprana, pueden aparecer trastornos en la alimentación o problemas de autoestima dependiendo del físico. Todo ello sumado al exceso de interés en buscar la atracción». Eso tiene un reflejo en los niños: «Ellos empiezan desde pequeños a valorar ese tipo de mujer. Y esperan de ella que esté siempre arreglada y atractiva para ellos», completa Pilar Pascual.