Serafín Romero: «Los médicos de familia hemos pasado de la resignación a la indignación»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO

SOCIEDAD

SANDRA ALONSO

El presidente de la Organización Médica Colegial demanda un modelo que regule el precio del medicamento y evite costes abusivos por parte de los laboratorios

23 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La profesión médica ha tenido un protagonismo relevante estos días en Santiago. Al Congreso de Cooperación Internacional de la OMC, organizado por el Colegio de Médicos de A Coruña, se suma hoy sábado la asamblea de la Organización Médica Colegial. Su presidente, Serafín Romero (Sevilla, 1957), asegura en pleno debate sobre el modelo de primaria que, «el músculo de primaria no soporta más este malestar».

-En España hay más médicos que en la media de Europa y sin embargo faltan ¿qué ocurre?

-Desde la Organización Médica Colegial llevamos tiempo diciendo que no es un problema de falta de médicos sino de distribución. El problema principal lo tenemos en zonas de difícil cobertura, especialmente en atención primaria, pero también en hospitales comarcales, en donde en ciertas especialidades es difícil encontrar a personas que vayan.

-¿Es un problema más geográfico que de especialistas?

-En los próximos 10 años se van a jubilar entre 57.000 y 60.000 médicos en España, y algunas especialidades no pueden esperar diez años a que se formen nuevos profesionales. Esto necesita soluciones integrales y rápidas ya. Es un problema común en España, por eso pedimos un plan especifico para determinar qué hacer con esas plazas en las que hay rechazo a ser cubiertas.

-¿Incentivos?

-El primero de ellos tratando esas plazas como se hace con Ceuta y Melilla, al ser una plaza de difícil cobertura tiene que haber un componente económico. Pero el profesional no se va a un sitio por dinero, ya que el médico no quiere alejarse del avance tecnológico, investigador, formativo y docente. Habría que plantear por lo tanto que esas estancias sean cortas y no se pierda el cordón umbilical con los centros en donde está esa vanguardia.

-¿Por qué ha explotado la primaria?

-En el mundo de la primaria hemos tenido un momento de puesta en marcha de los centros de salud, de la llegada del trabajo en equipo, que supuso un gran período de esperanza al que la primaria ha respondido francamente bien en España. Muchos de los buenos índices de salud que presentamos es porque ha habido equipos cercanos que han ido casa por casa para vacunar a niños. No podemos perder la figura del médico cercano pero, ¿qué ha pasado? Que hemos pasado de la esperanza al abatimiento, y de la resignación a la indignación. El músculo de primaria no soporta más este malestar global. Desaprovechamos una especialidad como es la de familia, que podría hacer muchas cosas, y la tenemos prácticamente encajonada haciendo prácticamente lo que nadie quiere, y sobre todo con una carga asistencial insoportable y con unas agendas abiertas al infinito.

-En Galicia se ha presentado un borrador que recoge, por ejemplo, que la enfermería asuma nuevas competencias, como filtrar a los pacientes sin cita.

-No se trata de que los enfermeros hagan de médicos, los enfermeros tienen que hacer de enfermeros, ya que sus tareas son enormemente importantes. Si la solución que se plantea es que otro profesional tan cercano como un enfermero tenga que hacer lo que hace un médico, nos estamos equivocando en la fórmula de presentación. Estoy plenamente convencido de que todas las profesiones tienen que dar lo mejor que hay, pero no busquemos que esto sea la solución al problema de la masificación. Si yo fuera con un discurso eminentemente corporativista pediría mas médicos, pero ni una cosa ni la otra, no busquemos que la solución sea que el enfermero haga el trabajo del médico.

-¿Se ha medicalizado la vida?

-La primera prescripción de un médico es, a ser posible, no prescribir. La gran demanda de la primaria es tiempo por consulta, para poder abordar al paciente de forma integral. Y para ello hay dos instrumentos que solo tiene la medicina de familia, el conocimiento del paciente al que atiende, y la herramienta principal, de la que ya habló hace bastante tiempo Gregorio Marañón, la silla, entendiendo por silla la posibilidad de que haya una relación médico paciente. Pero si resulta que el 50 % de los anuncios de Navidad son consulte con el farmacéutico y que siempre hay una solución medicamentosa para todo, mal vamos.

-¿Debe regularse el precio de los medicamentos?

-Para tener derecho a la salud hay que tener derecho al medicamento y hay una serie de trabas que debemos abordar de forma integral. Los precios no dependen solo de cada gobierno, porque la empresa negocia precios diferentes según el estado pueda pagar. Sabíamos que en el fármaco para la hepatitis C se estaban poniendo precios diferentes en función de lugar, y eso es algo que no se entiende. Hay políticas de patentes, relacionadas con el valor del medicamento, que un ente regulador global tendría que fijar, porque está claro que el laboratorio tiene que buscar recursos para sus investigaciones, que son costosas, pero tampoco se entiende que salgan por precios abusivos.

-¿Hay que cambiar la ley de incompatibilidades que sanciona a médicos que compaginan pública y privada?

-Los colegios médicos vamos a pedir que ha llegado la hora de cambiar un ley de hace 30 años, o al menos evaluarla, porque además hay una inequidad por comunidades, unas la aplican a rajatabla y otras no. El sistema público puede llegar a perder talento súper especializado en un momento determinado si no se facilita esa posibilidad de compaginar pública y privada, lo que pone en jaque la calidad del sistema sanitario público.