Dafne, la joven de 17 años que hará un posgrado en Harvard

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

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Es la primera menor que se matricula en la institución académica desde hace más de un siglo

08 feb 2019 . Actualizado a las 11:32 h.

La mexicana Dafne Almazán nunca pisó una escuela convencional. Pero a los dos años y medio ya sabía leer y escribir; a los ocho inició sus estudios de secundaria; a los diez empezó la carrera de Psicología y tres años después se convirtió en la graduada en Psicología más joven del mundo. Entre medias también sacó tiempo para aprender cuatro idiomas -francés, inglés, chino mandarín y latín-, además de volcarse en su pasión por la danza y el piano e instruirse en taekwondo. Ahora se convertirá en la primera persona menor de 18 años en realizar un posdoctorado en la Universidad de Harvard. No había ocurrido nada igual en los últimos cien años.

«Yo estudiaba, pero también jugaba. Aprendí a tocar instrumentos, jugaba con mis perros...», confesó la chica, que ahora tiene 17 años, a la agencia Efe en México. Es una superdotada, pero, a diferencia de otros niños con altas capacidades, fue encauzada desde el principio para sacar el mayor rendimiento a sus aptitudes. Lo hizo en el Centro de Atención al Talento (Cedat), una institución dedicada a los superdotados que fue creada por su padre y su hermano mayor, que también presenta un coeficiente intelectual superior a la media, al igual que su hermana Delanie. Ella es la pqueña. Desde hace años es Dafne la que intenta ayudar en el centro a otros como ella. Lo hizo desde que se graduó en Psicología, aunque ahora dará el salto a Estados Unidos. Será algo temporal, porque su ilusión es trabajar en su país.

«Quiero apoyar a los sobredotados, conocer más a estos niños, y sobre todo niñas, y poderlos ayudar», explica Dafne Almazán, que hace años fue reconocida por la revista Forbes como una de las 50 mujeres más poderosas de Estados Unidos.

«Me gustaría -dijo hace unos años a la BBC- que mi historia abra nuevas puertas a los niños y romper mitos de que no tenemos infancia». Ella asegura que la disfrutó, pese a estudiar 12 horas al día.