La camiseta sin mangas de Nadal también juega

SOCIEDAD

LYNN BO BO | Efe

La ropa que vestimos puede llegar a modificar y optimizar nuestra capacidad cognitiva

25 ene 2019 . Actualizado a las 18:01 h.

Reconozco sentirme impresionado por el gran Rafa Nadal y por su increíble capacidad para reinventarse y volver al máximo nivel competitivo tras cada contratiempo o lesión. Pero es que lo de este Open de Australia supera todas las expectativas. Exhibiendo su versión más arrolladora, demoledora, exuberante… Soltando latigazos y bananas shots a diestra y siniestra. Como si en lugar de pasar los años (y las lesiones) hubiese retrocedido en el tiempo para recuperar la plenitud de sus años (más) mozos.

Y entonces leí las jocosas declaraciones realizadas al respecto por uno de sus jóvenes rivales, Alexander Zverev, quien afirmó que cuando Nadal se pone la camiseta sin mangas intimida, antes de añadir que en cambio si se la pusiese él (flacucho como está) causaría risa.

Lo cual me dio que pensar si, efectivamente, no será esa, su adolescente camiseta sin mangas, la clave de semejante puesta en escena. Aunque no por el efecto intimidatorio que pueda ejercer sobre los rivales -que también- si no por lo que le infunde al propio Nadal.

Una influencia que tiene nombre y apellido: enclothed cognition. Esto es, cómo la ropa que vestimos puede llegar a modificar y optimizar nuestra capacidad cognitiva. Pero también nuestra mentalidad, confianza, seguridad, toma de decisiones, asunción de riesgos, etcétera. Un efecto suficientemente documentado como para al menos concederle el beneficio de la duda. Y que tiene como ejemplo más paradigmático el estudio efectuado en 2012 por investigadores de la Northwestern University. En el mismo, los responsables efectuaron una serie de experimentos con los que comprobaron que los resultados obtenidos en un test de capacidad

de atención y concentración alcanzados por un grupo de voluntarios mejoraban de forma significativa cuando los realizaban vestidos con una bata blanca de médico. Una mejoría que, sin embargo, no experimentaba otro grupo de voluntarios cuando vestían una bata blanca idéntica pero presentada en este caso como «de pintor». Ni tampoco un tercer grupo de estudios que efectuó la prueba con la misma bata de médico a la vista. Unos resultados que según los investigadores se justifica a través de un doble efecto. La  experiencia física de vestir la prenda, en este caso la bata de médico. Y el significado simbólico que se le concede. Es decir, los valores, atributos y capacidades que se les suele asignar a quienes la visten habitualmente, en ese caso, los médicos. A los que se ve como personas con una elevada capacidad de atención, necesaria para identificar una dolencia concreta a partir de unos síntomas, en muchas ocasiones bastante vagos o genéricos.

De ser así, para Nadal, recuperar la camiseta sin mangas que lucía en sus exultantes veinte añitos, debe ser como cuando Peter Parker se enfunda su traje arácnido o cuando Tony Starks se mete en la armadura de Iron Man. Es decir, como si adquiriese todos sus superpoderes.

Por lo mismo, el bueno de Zverev debería pedírsela prestada a Rafa. Es posible que los demás se mofasen de su aspecto. Pero también que, al ponerse su indumentaria -y a la vista de las capacidades que él identifica en Nadal- experimente que ha adquirido los atributos de tan formidable superhéroe.