Una anomalía en las afueras del sistema solar

SOCIEDAD

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Los objetos más allá de Neptuno se comportan de forma extraña. A la tesis de la existencia del planeta 9 se suma hora una nueva teoría.

23 ene 2019 . Actualizado a las 11:20 h.

En el año 2005, Michael Brown, astrónomo del Instituto Tecnológico de California descubrió el planeta Eris en las afueras del sistema solar. Ese hallazgo puso patas arriba la configuración de nuestro vecindario cósmico. El nuevo y lejano mundo era más grande que Plutón. En un primer momento la Unión Astronómica Internacional consideró a Eris como el décimo planeta del sistema solar pero la posibilidad de que apareciesen nuevos mundos obligó a los astrónomos a debatir sobre la definición de lo que es realmente un planeta. Tras un acalorado y polémico debate, en 2006 se decidió crear una nueva categoría: planeta enano, del que hoy forman parte, Ceres, Plutón, Eris, Makemake y Haumea.

Michael Brown ocupa ahora su tiempo en tratar de descifrar otra anomalía que presenta el sistema solar. Las órbitas de los llamados objetos transneptunianos no se ajustan con las leyes de Newton. Algún elemento exterior debe estar afectando a través de la gravedad a las trayectorias que dibujan. La tesis de Brown apunta a la existencia de un noveno planeta, conocido como X, que sería gaseoso, diez veces más grande que la Tierra y que en algún momento de la historia del sistema solar, sus vecinos, Júpiter, Saturno, Neptuno y Urano le habrían sido expulsado hacia el borde.

De momento, la única pista que permite ser optimista con la teoría del planeta 9 es una detección indirecta a través de un modelo matemático, en el que se introdujeron como se comportan los objetos. Las ecuaciones señalaron que debería haber un objeto enorme para explicar esos números. Los científicos se apoyan en esas matemáticas para seguir apostando por el planeta 9.

Sin embargo, un nuevo artículo publicado en la revista Astronomical Journal elaborado por científicos de la Universidad de Cambrigde y Beirut propone que la anomalía gravitatoria puede deberse a un disco formado por pequeños objetos situados más allá de la órbita de Neptuno. Este otro modelo se inclina por tanto en la existencia de un cinturón de objetos pequeños en lugar de un planeta gigante. El misterio sigue sin resolver.