La manada de Villalba culpa a la víctima y dice que lo propuso «entre risas»

La Voz MADRID / EUROPA PRESS

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Los supuestos agresores dieron ayer su versión en el juicio. Hoy declarará la denunciante

20 feb 2019 . Actualizado a las 15:19 h.

Los tres acusados de agredir sexualmente a una joven en Collado Villalba, dos de ellos guardias civiles, han declarado en el juicio que los contactos sexuales que mantuvieron con la presunta víctima la madrugada del 13 de marzo de 2015 fueron «consentidos» entre «risas y cachondeo en todo momento» y propuestos por ella para que fueran por «turnos», sin que percibieran ningún gesto de desagrado y sí «una actitud jocosa».

Miguel Ángel C.O., Ricardo A.M. y Martín A., en estos momentos en libertad, se sientan desde ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Madrid por un delito continuado de agresión sexual. Se enfrentan a una petición fiscal de 15 años de cárcel. Ante el tribunal, se han mostrado tranquilos y firmes en la defensa de su inocencia, insistiendo en que los hechos transcurrieron con «total naturalidad». «Nunca le dimos ninguna importancia. Fue todo en un ambiente de risas sin que estuviera nada preestablecido», han dicho.

El día de los hechos, los tres acusados habían quedado para pasar el fin de semana juntos y fueron a recoger a la chica a su casa para «salir a tomar unas copas». Primero fueron al domicilio de su hermano para dejar las cosas de Miguel.

«Nos enrollamos en el coche y en la casa fuimos directos a la habitación», ha narrado el procesado, quien ha detallado que en un momento del encuentro sus amigos llamaron a la puerta para comentarle que no iba bien la consola. «Se quedaron en la puerta y con tono de cachondeo, dijeron: Termina ya y ayúdanos. Ella nos dijo que se iba al baño porque tenía la menstruación», ha explicado. A continuación, se fueron al baño y fueron pasando por turnos sus amigos, con el consentimiento de la joven. Tras ello, la llevaron a su casa.

A preguntas de la fiscal, el joven ha subrayado que le sorprendió que la víctima accediera a mantener encuentros con él, ya que estaba también con su primo. «Ella era libre para hacer lo que quisiera. Y era consentido», ha dicho. «No hubo ningún gesto que nos indicara que ella estuviera a disgusto. Ella estaba de cachondeo y de risas en todo momento», ha insistido en respuesta a las preguntas de los abogados defensores