Hijo, si quieres un móvil firma antes aquí

Javier Becerra
Javier becerra REDACCIÓN

SOCIEDAD

MONICA IRAGO

La Fundación ANAR lanza un modelo de contrato para que los menores pacten con sus padres o tutores las condiciones que regirán un uso seguro y sano del dispositivo

13 ene 2019 . Actualizado a las 17:06 h.

¿Le dejo o no le dejo usar el móvil? He ahí uno de los grandes dilemas de los padres de preadolescentes y adolescentes en la actualidad. Los casos de cyberbullying, uso de material íntimo que termina siendo público o apuestas descontroladas a través de apps están ahí. También la presión social que empuja a los chicos a tener un móvil en edades cada vez más tempranas. El profesor de psicología de la USC y experto en adicciones digitales Antonio Bouteta señala que actualmente el acceso se suele dar alrededor de los 12 años. Aunque también casos en los que niños de nueve años lo piden en su Primera Comunión.

Ante esta situación, la Fundación ANAR (Ayuda A Niños y Adolescentes en Riesgo) ha publicado un modelo de contrato que se puede descargar en su web. En él se firman entre los padres o tutores y menores unas normas que regularán el uso de los teléfonos móviles. Se persigue de esta manera fijar un marco claro sobre lo que se puede y no se puede hacer con el dispositivo, para garantizar la salud y la seguridad del joven.

Teniendo en cuenta que esta fundación es partidaria de retrasar lo más posible el acceso al móvil (señala, por ejemplo, el mayor riesgo de cyberbullying se produce entre los 12 y los 14 años, descendiendo el peligro a partir de los 15), aquí se parte del principio de que el uso del móvil por menores no es privado. Se indica en la primera cláusula del contrato en donde queda claro: «Los padres/madres o tutores legales somos responsables ante la ley de cómo lo utilices por tanto, tenemos que tener acceso a tus contraseñas y a la información del uso que hace haces de él».

Control parental y horarios

Tras esta regla inicial, se suceden otras de carácter general. Primero, la descarga de un sistema de control parental, «para asegurarnos que por error no has entrado en alguna página que sea perjudicial para ti o estés contactando con personas que puedan hacerte daño». Segundo, el establecimiento por escrito de un horario marcado de uso: «No queremos que interfiera en tu descanso, ni en tus estudios, ni que dejes de relacionarte con las demás personas». Y tercero, el veto del móvil en el colegio o instituto: «Si es necesario que lo tengas, tendrás que pedir permiso para llevarlo».

El documento hace mucho hincapié en el material que se difunde a través del móvil. Incluye la necesidad de tener cuidado con las fotos que se suban a las redes sociales y que se compartan a través de WhatsApp. «Aunque confíes mucho en alguien no le mandes fotos íntimas. Perdemos el control de todo lo que enviamos. No sabes qué pasará en el futuro. Esas fotos pueden acabar en manos de otras personas que pueden hacerte mucho daño», dice. También insiste en no descargar ni compartir fotos íntimas ajenas.

Otro de los aspectos recogidos es el uso y descargas de apps. Así lo indica: «No podrás descargarte nada sin consultarnos primero. Te ayudaremos a configurar el móvil y nos informaremos juntos de qué aplicaciones, juegos y redes sociales son las más adecuadas para ti. Necesitamos que antes de descargarte aplicaciones, lo hables con nosotros, para evitar riesgos». En el caso de que alguna de esas descargas o usos conlleve un gasto, el menor ha de responsabilizarse de él. «Te lo descontaremos de la paga o tendrás que realizar alguna tarea», resume el contrato.

Por último, el documento contempla una advertencia lógica («Si te llamamos al móvil ¡cógelo! Necesitamos saber que estás bien») y una consecuencia: «Si no cumples las normas, tendremos que requisarte el teléfono durante un tiempo, hasta que puedas demostrar que te resulta posible hacer un uso responsable. Dependiendo de ese uso iremos ampliando o reduciendo tus privilegios».