La ciencia gallega reclama en el Muncyt un plan de captación de talento como el catalán

Raúl Romar García
R. ROMAR REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

PACO RODRÍGUEZ

Los investigadores que están fuera creen que aún no es un buen momento para retornar

27 dic 2018 . Actualizado a las 10:32 h.

«Situación actual de la ciencia en Galicia. Oportunidades para investigadores». Es el título de una de las sesiones de debate que se celebrarán hoy en A Coruña coincidiendo con la Reunión de Jóvenes Investigadores en el Extranjero, que, organizada por el Instituto de Investigacións Biomédicas de A Coruña en colaboración con el Muncyt, alcanza su novena edición. Pero la pregunta es: ¿Realmente existen estas oportunidades? No del todo. O al menos no las suficientes para conseguir hacer retornar el talento del extranjero. No solo hace falta más inversión, sino, sobre todo, apostar por los recursos humanos, establecer un modelo de captación de talento como el Icrea, de Cataluña, o el IkerBasque, del País Vasco, además de definir y desarrollar una verdadera carrera investigadora. Son las principales demandas adelantadas a La Voz por los científicos que participarán en la mesa de debate. Estas son sus opiniones.

Rafael Fernández Leiro

«Se agradecería una política de inversión en ciencia estable». El responsable del grupo de Integridad del Genoma en el CNIO de Madrid admite que, pese a que la situación es mejorable, «hay mucha gente en Galicia haciendo cosas espectaculares». Reclama una «política de inversión en ciencia estable, que establezca vías de financiación claras y constantes» y reivindica un programa de captación de talento, tanto joven como sénior, similar al Icrea de Cataluña, el Ikerbasque o el Araid de Aragón. «Son -dice- una muy buena forma de ofrecer oportunidades para la atracción y creación de nuevos grupos de investigación dentro de los centros existente en la comunidad». Y, si no es posible, pide que, al menos, se recuperen programas como el Parga Pondal que antes tenía la Xunta.

maría pardo

«En este momento apenas existen oportunidades». Es lo que asegura María Pardo, responsable del grupo de Obesidómica en el IDIS de Santiago: «El sistema -añade- está ahogado por la falta de presupuesto y la precariedad laboral», y señala además que a los investigadores que trabajan fuera «les es casi imposible volver si así lo desean». «Destacan fuera de España y hacen un trabajo excelente, pero no son aptos para el sistema científico gallego-español. Aquí apenas existen plazas y las pocas que hay son tan competitivas que se convierten en una misión casi imposible». Pardo, que endiente que «en general estamos sometidos a un maltrato institucional generalizado», reclama que se defina una carrera profesional investigadora. ¿Una petición? «Evitar que se queden en la calle científicos que han cumplido todos los objetivos y superado todas las evaluaciones competitivas».

Manuel H. de León

«La ciencia en Galicia está en una encrucijada». El matemático y profesor de investigación del CSIC cree su evolución «va a depender mucho de la inversión que se haga». Ahora la realidad es otra: «Se forman científicos, pero se van muchos y vuelven pocos, y se incorporan pocos desde el extranjero». Entiende que «si Galicia quiere apostar por la ciencia debe ofrecer puestos que permitan tener una tenure track, un puesto fijo si se pasan los filtros, al estilo anglosajón». «Es urgente -añade- poner en marcha un Ramón y Cajal propio, porque hay un problema enorme de envejecimiento de plantillas en las universidades y en el CSIC». De León ofrece otra recomendación: «Es importante una apuesta decidida del sector privado. En Galicia hay fortunas que podrían hacer mucho más por la ciencia».

sonia villapol

«Non hai oportunidades para os científicos que marcharon». Sonia Villapol, directora de un laboratorio de neurociencias en el Houston Methodist Research Institute de Estados Unidos, opina que sí hay algunas oportunidades para algunos investigadores ya establecidos, pero «non para todos os que se precisan, e moitas menos, ou case inexistentes, para os científicos aos que o país tan ben formou e deixou marchar». La investigadora lucense, de Bretoña, lamenta, por ejemplo, que en la comunidad no exista un Instituto de Investigacións Neurolóxicas e Neurocientíficas, «onde se poderían atopar tratamentos para enfermidades neurodexenerativas coma a do párkinson ou o alzhéimer, ictus ou danos cerebrais, ou mesmo enfermidades psiquiátricas».

Xosé Bustelo

«A única forma de darlle un cambio radical ao sistema sería adoptar o modelo catalán». Bustelo, profesor de investigación del CSIC en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca y presidente electo de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer, considera que la situación de la ciencia en Galicia no difiere de la de otras comunidades, salvo del País Vasco y Cataluña. «O emprego -dice- segue a estar centrado de forma preferente na universidade, un sistema que ten os problemas crónicos da endogamia e do exceso de docencia». Entiende que también hay oportunidades en los centros sanitarios, pero «o problema é que as prazas caen a contagotas e non hai unha clara idea do desenvolvemento da carreira profesional pasados os primeiros anos». El padronés destaca el esfuerzo de la Xunta por atraer talento, con programas como el Oportunius, pero estima que «o malo é que se aposta por cabalo gañador en vez de facer unha busca máis ampla e decidida de investigadores con potencial e calidade científica alta». Asegura que habría que adoptar un modelo como el Icrea catalán para captar talento, «combinado co estabelecemento de centros de excelencia con autonomía plena para fichar investigadores. Aquí xa hai unha boa semente, como o Cimus ou o Ciqus, pero falta que se lles dea plena autonomía económica».

maría mayán

«Necesitamos un programa de captación de talento que permita la contratación competitiva». Es lo que reclama la organizadora de las jornadas, la investigadora del Inibic de A Coruña María Mayán. Entiende que de esta forma se rejuvenecerían también las plantillas y permitiría ganar peso internacional. «No olvidemos -dice- que la edad media del investigador jefe de grupo es de 53 años». Por todo ello asegura que «hoy más que nunca necesitamos hacer atractivos los planes de captación de talento, con sistemas serios de evaluación y estabilización del personal, porque no se puede solo captar talento, sino que también hay que retener a los más competitivos». Pone como ejemplo el Icrea catalán, que desde su puesta en marcha ha generado más de 1.800 puestos de trabajo cualificados y ha captado desde el 2001 más de 690 millones de euros. O, lo que es lo mismo, tres veces más de lo que ha gastado. A su juicio, también es fundamental definir de forma clara una carrera investigadora y un mayor apoyo del sector privado.