Galicia invoca a la suerte para que se repita la lluvia de millones de Vilalba

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

EDUARDO PEREZ

Cada gallego juega de media unos 66 euros; A Coruña es la ciudad de la comunidad donde más veces cayó el gordo

22 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Números preferentemente impares, atención a las fechas señaladas y un gasto medio sensiblemente superior al del año pasado, de 66,2 euros por persona (frente a los 59 del 2017). Así es como afrontan los gallegos la mágica jornada de este 22 de diciembre y las claves con las que intentarán hacerse con un pellizco del gordo del sorteo extraordinario de Navidad. Galicia invoca a la suerte para que se repita la lluvia de millones que llevó el gran premio el año pasado hasta Vilalba. No obstante, según los datos de consignación de Loterías y Apuestas del Estado (LAE), el gasto en la comunidad es inferior al de la media estatal de inversión en lotería para el 22 de diciembre, que asciende a 67,56 euros por ciudadano.

Este año, Vilalba se ha convertido en la Meca a la que peregrinaron cientos de personas con la esperanza de que se repita el milagro. La administración de lotería y el bar Cascudo, que repartieron el 71198 tuvieron que multiplicar el trabajo para atender a la avalancha de demandas. El número del año pasado se vendió de nuevo y voló de las estanterías, mientras que los representantes de la administración lo tienen claro: «Esperamos dar otro gordo».

Tras el éxito que tuvieron en el 2017 los décimos acabados en 155, por el conflicto catalán, los caprichos cambian de nombre pero no se extinguen. En Ferrol, por ejemplo, han tenido muchas peticiones para los acabados en 18, el número que juega el Rácing o el clásico 48685, que fue el gordo en 1915.  

De Angrois a Tui

Otra de las búsquedas clásicas de cara al sorteo de la Navidad es aquella que pregona que las desgracias llaman a la suerte. Igual que ocurriese en el año 2013, en el que el trágico accidente de Angrois convirtió al 24713 en el número más demandado de España, en esta ocasión se han agotado billetes como el del 23518, fecha de la explosión pirotécnica de Paramos, en Tui.

Por el contrario, entre las terminaciones más gafes, según los datos de Loterías, está el 1, que tan solo ha estado presente como último número del boleto del gordo en ocho citas. A su vez, el 2, que ha sido el reintegro en trece ediciones del sorteo; y el 9, que lo ha sido en dieciséis, tampoco presentan las mejores sensaciones de cara al sorteo de Navidad.

En Galicia, A Coruña, Lugo y Carballo son las localidades que más veces han sido favorecidas por el sorteo extraordinario de Navidad de la lotería nacional, ya que en ellas han recaído el gordo en seis, cuatro y tres ocasiones, respectivamente, en toda la historia del sorteo, según datos de Loterías y Apuestas del Estado.

Este año el gordo es más gordo, ya que los ganadores cobrarán un importe neto de 322.000 euros (frente a los 320.500 del sorteo del año pasado. Según los expertos, «el ganador de esta cantidad podría vivir entre 12 y 13 años sin trabajar si vive en una ciudad grande española como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao o Sevilla». Algo más de tiempo si la ciudad es más pequeña. Aún así, ante la posibilidad de resultar agraciado con el gordo, el despacho aconseja mantener el puesto de trabajo. En relación con las inversiones que se pueden realizar con el premio, los expertos recomiendan diversificarlo en seguros, acciones, fondos de inversión o bienes inmobiliarios. En el caso concreto de los fondos, apuestan por invertir el dinero en los de renta variable en mercados bursátiles diferentes, como España, América y Asia.

Por otra parte, los psicólogos han analizado por qué compramos lotería si sabemos que hay pocas posibilidades de que nos toque. Se llama envidia preventiva, y tiene que ver con el hemisferio emocional del cerebro. «Realmente no importa si un día como hoy resultamos o no ganadores, los sueños y deseos que se generan hasta este día fomentan nuestra compra compulsiva», asegura María Elvira Vague.

En cuanto a los ganadores, el psicólogo Héctor Galván asegura que «se ven envueltos en una sensación de satisfacción, euforia y alegría que se van haciendo más profundas a los tres días del sorteo, cuando comienzan a salir de un estado de desrealización».