La Xunta ha iniciado la redacción de planes específicos en las áreas con más peligro
15 dic 2018 . Actualizado a las 18:23 h.El río reclama su terreno. Aunque pasen muchos años, siempre lo hace. Las aguas acaban ocupando el terreno que alcanzaron en sus crecidas históricas. Solo que ahora, en muchas ocasiones, el terreno ya no es suyo. Está ocupado por viviendas o infraestructuras. Y las inundaciones no solo se cobran pérdidas medidas en bienes materiales, cifradas en Galicia en 33 millones por el Consorcio de Compensación de Seguros para el período 2009-2013, sino también humanas, como ocurrió recientemente en Viveiro.
Será algo con lo que habrá que convivir, porque las inundaciones son un fenómeno natural inevitable y que, en un contexto de cambio climático, irán a más con el progresivo aumento e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Pero es posible adelantarse al riesgo, prevenirlo en lo posible y minimizar los daños, tanto para la salud humana, como para el medio ambiente, el patrimonio cultural, la propiedad y las actividades económicas. En definitiva, mejorar la gestión que se lleva a cabo ante este tipo de catástrofes. Este es el objetivo del Plan de Xestión de Risco de Inundación (2015-2021) promovido por la Demarcación Hidrográfica Galicia Costa. Este documento ha identificado las denominadas Áreas de Risco Potencial Significativo de Inundación (ARPSI) en los más de 14.700 kilómetros de río y 1.500 kilómetros de costa de Galicia, que suman más de 270 zonas. En el caso de la red fluvial se han detectado 543 kilómetros con una elevada vulnerabilidad.
A partir de esta información se han elaborado mapas de peligrosidad y se están llevando a cabo planes de gestión de riesgo que permitan articular medidas que integren el enfoque de las distintas administraciones con competencias para la minimización del peligro.
En la actualidad, Augas de Galicia ha contratado y está elaborando planes específicos en las zonas donde se ha detectado que existe un mayor riesgo de inundación, lo que supone un paso más allá de lo que se hace en otras demarcaciones hidrográficas. Los objetivos prioritarios son los ríos Ulla y Sar, una zona altamente urbanizada en los núcleos de Padrón y Valga y con una problemática de peligrosidad asociada a la confluencia de ambos cauces y al efecto de la presa de Portodemouros; el Anllóns, por su recorrido por Carballo y las amplias llanuras de inundación asociadas al dominio público hidráulico; y el Lagares, un lecho fluvial fuertemente antropizado a causa de su recorrido por la ciudad de Vigo, con sucesivos trechos obturados que provocan desbordamientos habituales.
La filosofía general no solo pasa por mejorar la gestión de las inundaciones, sino también contribuir a concienciar a la población sobre la importancia de potenciar un crecimiento que respete la dinámica natural del río. De hecho, las inundaciones, aparte de un fenómeno natural inevitable, son necesarias y beneficiosas para el mantenimiento de los ecosistemas fluviales. Pero lo que sí se puede hacer es prepararse, lo que implica la coordinación de todas las administraciones con competencias: ayuntamientos, Protección Civil, Costas, servicios meteorológicos... En este último caso, Meteogalicia ya realiza la predicción de los caudales a 72 horas, lo que permite tener los medios preparados para el seguimiento y posible intervención. En cuencas como Galicia costa adelantarse al fenómeno es muy importante, ya que cuando se empiezan a producir los desbordamientos hay muy poco tiempo de respuesta.
La legislación, una vez identificados los riesgos, también ha actuado, puesto que ha establecido limitaciones al uso del suelo en las zonas inundables. Es una medida que ha generado controversia, pero lo que se busca ante todo es preservar la seguridad de las personas y los bienes.
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