Pedro Duque abre en A Coruña la muestra sobre los 40 años de ciencia en libertad

Mila Méndez Otero
mila méndez A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

Ángel Manso

El ministro anuncia en el Muncyt un nuevo programa de cultura científica para fomentar vocaciones

05 dic 2018 . Actualizado a las 19:17 h.

La inauguración se hizo de rogar, como la libertad a la que homenajea, pero su despegue cumplió las expectativas. Un retraso de casi dos horas por el avión que trajo de Madrid a Alvedro al ministro de Ciencia, según fuentes de su equipo por las persistentes nieblas en la capital, apuró el recorrido por la muestra que repasa los 40 años de investigación e innovación española desde la Transición. «Cosas de los vuelos», bromeó el ministro y también astronauta Pedro Duque a su llegada al Muncyt, el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, que tiene en A Coruña una de sus dos sedes en España.

Los cuatro decenios de vida de la Constitución, que mañana sopla velas, son la excusa para este repaso a algunos de los hitos de la I+D+i nacional. Un holograma fue el encargado de recibir al ministro, «o primeiro produto constitucional -le hizo un guiño con esta descripción Alberto Núñez Feijoo- na aeronáutica española». Duque anunció un programa de cultura científica para el 2019: «No podemos dormirnos en los laureles», deslizó el ministro.

El también ingeniero aeronáutico no desaprovechó el acto al que asistieron responsables políticos -con el presidente de la Xunta estaban el conselleiro de Industria, Francisco Conde, el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, y responsables de instituciones como el Fecyt, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología-, para recalcar el papel de las Administraciones en la financiación.

«He sido testigo, y también protagonista en mi reducida área de conocimiento, de al menos 34 de estos 40 años de avances. Hacemos una ciencia excelente, reconocida fuera, nos hemos colocado por arriba en los ránkings europeos, pero todavía hay muchas dificultades en la transferencia de la innovación al tejido productivo», confesó Duque, que volvió a incidir en el papel de las universidades, con su lapsus sobre las protestas estudiantiles en Barcelona todavía fresco. 

Un país «modélico»

Mientras el ministro hizo hincapié en la defensa de la divulgación y reivindicó el método científico en un momento «en el que cualquiera puede opinar si tiene medios», en alusión al auge de las seudoterapias, Feijoo presumió de la transformación española y gallega. «En 1978 éramos una economía cerrada. Pasamos de ser un país para nada a imitar, que quería igualarse a los europeos, a ser un modelo», apuntó el titular de la Xunta. «Temos que crear un ecosistema máis favorable ao que existía cando se aprobou a Constitución, para que as mulleres poidan chegar á parte máis alta da pirámide. Máis do 50 % das persoas que cursan estudos científicos son mulleres», subrayó Xulio Ferreiro, crítico con los techos de cristal. Precisamente con ellas, con los grandes nombres femeninos de estos cuatro decenios de ciencia, arranca la exposición. 

Constitución

La Carta Magna, recordó Duque, incluye en uno de sus artículos, el 40.2, la obligación de «los poderes públicos de promover la investigación científica». Feijoo ensalzó el «camino conjunto, hoy más necesario que nunca», que Constitución y Estatuto de Autonomía desempeñaron en el salto de la fotografía del país que teníamos en el año 78 a la actual. «Cambiaron la sociedad, marcaron hitos, ¿por qué no iban a hacer lo mismo en el futuro?», inquirió Feijoo. No fue su única pregunta. Al ministro le lanzó otra. «¿Vendrá al aeródromo lucense de Rozas?», pionero en el desarrollo de drones. Invitado queda a aterrizar aquí.