Los expertos participantes en una jornada concluyen que lo mejor es que Europea sea flexible y permita a cada país decidir si se suma o no al cambio horario estacional
15 oct 2019 . Actualizado a las 18:01 h.Coincidían los tres. Las cosas están bien como están. O casi. Porque sí, es mejor que el cambio horario estacional continúe y no, ni España ni Galicia tienen que cambiar de huso horario. Lo único que hay que modificar es el día en el que se atrasan una horas los relojes. No tiene que ser a finales de octubre. Debería ser en septiembre.
«Todos os países do continente europeo, agás as illas británicas, tiñan unha tradición de saír da hora de verán a finais de setembro». Lo explicaba el presidente del Observatorio Astronómico de Lisboa, Rui Jorge Agostinho. Fue con la Comunidad Económica Europea con la que prevaleció la tradición británica para la Europa continental y se extendió el cambio de hora a finales de octubre. Por eso sería positivo «aproveitar o brexit para regresar á tradición do continente europeo».
Adelantar el cambio de hora a septiembre terminaría con el importante impacto psicológico que en la actualidad supone la entrada en el horario de invierno. El viernes anterior al cambio de hora que está establecido actualmente, el sol sale tarde, hacia las 8 de la mañana. Los portugueses salen de trabajar teniendo todavía por delante una hora y media de luz. El lunes saldrán a la misma hora, pero con el cambio horario tienen apenas diez minutos. Sin embargo, si el cambio se produce en septiembre, con el sol saliendo a las 7 de la mañana, el viernes esa persona tendrá dos horas, pero el lunes posterior todavía dispondrá de una hora de luz.
Así que el cambio debería ser en septiembre. De hacerse. Porque los expertos también coinciden en que la Unión Europea debería ser más flexible. «Una decisión política común para toda Europa con las variaciones tan grandes que hay en las condiciones de luz entre las latitudes de la península ibérica, de Italia y Grecia las latitudes del norte de Europa es muy complicado de gestionar». Lo decía José María Martín Olalla, que cree que mejor que una encuesta rigurosa habría que hacer un «estudios riguroso» y que plantea que lo deseable es que la Comisión Europea debería «permitir que cada país tomara la decisión que creyese conveniente respecto del cambio estacional». Porque «es normal que en Finlandia no quieran cambio estacional de hora y es normal que en Portugal sí lo quieran», sostenía el experto ante los gestos de acuerdo de sus compañeros.
¿No supondría eso un desvarío horario? «No, no más que los que hay en Chile, en Estados Unidos, en Australia, en Brasil» explicaba Martín Olalla. «Hay un problema para el gestor, pero para las personas eso no es un problema. Se puede administrar». Lo importante es que los países que decidiesen continuar con el cambio horario lo hiciesen exactamente en el mismo momento: la misma fecha y la misma hora y segundo.
El huso no cambia el uso
En este gran debate, que se ha abierto de nuevo, en España también se ha abordado si el país está en el huso horario correcto y si un cambio en ese sentido podría llevar a una racionalización de horarios. Seguramente, no. Porque, en realidad, los europeos comparten un patrón de comportamiento que se acompasa con las horas de luz. Y si los españoles comen a las 14.30 horas es porque, en ese momento, el sol está más alto. Y el sol está más alto en el Reino Unido a las 12 y en Italia y Portugal a las 13 horas.
«España está en el punto de equilibrio solar» ha defendido Jorge Mira, coordinador de la jornada y miembro de la comisión española que estudia la pertinencia de los cambios de hora. Y por eso no hay que cambiar de huso horario. Tampoco renunciar al cambio estacional. «Sería una fractura del país elegir entre el horario de invierno o de verano» y que además, significaría o «andar en bermudas en inverno o con abrigo en verano».