Ahora, la sentencia reconoce que se produjo un «error de diagnóstico de intoxicación por cannabis», derivado de la «errónea interpretación de los síntomas que presentaba la paciente, aunque el hecho de que se le hiciera un TAC sin contraste» revela que existía la sospecha de la presencia de una patología neurológica.
Para el tribunal, «ante los signos que presentaba la paciente, que hacían necesario un diagnóstico diferencial, con prioridad de la focalidad neurológica», no se complementó la información con la realización de al menos un TAC con contraste, «a fin de que, ya descartado el ictus hemorrágico, quedase también descartado el ictus isquémico». «El caso era susceptible de examen directo por parte de un especialista en neurología desde que se dejó constancia de la hemiparesia», añade la sentencia.