Casas Novas fue ayer un fortín exclusivo, pero en el exterior se pudo ver parte de la decoración de la fiesta. Unas grandes montañas de madera apiladas, con unos cuencos sobrepuestos de los que salía fuego, encaminaban el largo trayecto que tenían que recorrer los coches de los invitados.
En el suelo, también más fuego, del que no desprende ningún tipo de olor. Sobre las 19.00 horas, un poco antes de que llegasen los invitados, se iluminaron de lado a lado todos los pasillos del centro hípico, como se aprecia en la imagen superior. Marta Ortega y su marido Carlos Torretta fueron los únicos que accedieron por esa puerta, en un escenario muy cinematográfico.
En el interior de la fiesta se recreó un ambiente distinto, pero emulando también a los elementos naturales. De nuevo se apostó por la madera y se construyó un entorno único que simulaba un frondoso y exuberante bosque. La carpa principal se cubrió absolutamente de plantas y árboles enormes, algunos traídos desde Japón, y mucha madera, que sorprendió a los 400 invitados que gozaron de la velada desde las ocho de la tarde hasta la madrugada. El baile fue continuo, como fueron contando en las redes sociales algunos de los asistentes a la celebración, que disfrutaron con toda la música ofrecida continuamente durante toda la noche.