Una monfortina crea el #MeTooFisio, el movimiento que denuncia el acoso que sufren las fisioterapeutas

SOCIEDAD

XAIME RAMALLAL

«Este tipo de faltas estaban tan normalizadas, que muchas veces no éramos conscientes de que nos estaban pasando por encima», denuncia una monfortina cuya viñeta ha provocado un aluvión de comentarios críticos con escenas machistas vividas por compañeras de profesión.

27 oct 2018 . Actualizado a las 21:55 h.

«Haces masajes con final feliz, ¿no?», «Tu novio estará contento con esas manos...» o «Masajéame aquí bien pegado al calzoncillo» son solo un ejemplo. La punta de un enorme iceberg que ahora ha empezado a tomar forma en las redes. Al famoso movimiento #MeToo le ha salido un nuevo brazo. Bajo el hashtag #metooFISIO decenas de mujeres fisioterapeutas han comenzado a denunciar los casos de intimidación y acoso a los que cada día tienen que enfrentarse cuando se encuentran en sus puestos de trabajo. Situaciones impensables en otros oficios que a estas mujeres les ocurren a diario por el simple ejercicio de su profesión. Un empleo como otro cualquiera en el que el contacto con la piel da pie a muchos pacientes a sobrepasar unas líneas que nunca jamás se deberían cruzar.

Y el resultado de la iniciativa pone los pelos de punta. Un auténtico museo de los horrores que ayuda a darse cuenta del ninguneo y las faltas de respeto que sufre este colectivo a diario. La semilla del movimiento la plantó una monfortina. En su perfil de Facebook, Fisioterricola, Bibiana Vega colgó una viñeta en la que ilustraba algunas de las escenas más incómodas a las que había tenido que enfrentarse en los últimos años. Un gesto inocente que sirvió como catarsis.  La imagen captó la atención de otra fisioterapeuta, Berta, que junto a la viñeta propuso recoger todas las denuncias de sus compañeras bajo el hashtag #MeTooFISIO. 

En pocos días, las reacciones se han convertido en todo un fenómeno en las redes. Cientos de comentarios de fisioterapeutas de todo el mundo se multiplican estos días en Twitter o en Facebook. 

«Nunca me imaginé que podía llegar a tener tanta repercusión; pero me alegro de lo que ha pasado», explica Bibiana Vega, que además añade unas palabras que invitan mucho a la reflexión: «Este tipo de faltas de respeto estaban tan normalizadas, tan incrustadas en el cerebro, que muchas veces no éramos conscientes de que nos estaban pasando por encima». Ella misma se ha tenido que enfrentar a todo tipo de comentarios: «Lo típico; 'como eres fisio seguro que das buenos masajes en la cama'. O 'seguro que te va la marcha'». Bibiana Vega se planta: «El problema es que trabajamos con el cuerpo y tocamos la piel. Y eso, a muchos, les hace pensar algo más. Como que si nos gusta tocar, pues... Se creen que por ser fisioterapeutas se nos puede sexualizar, y eso es un error de educación que hay que cortar».

«No hay ni una compañera con la que haya hablado que no haya vivido una situación incómoda. La norma es vivir este tipo de cosas», explica Vega, que además cuenta que después de hacer pública la viñeta, muchas compañeras se le han acercado para darle las gracias y darse cuenta de que no están solas en esto. El #metooFISIO les ha servido como punto de inflexión. Leyendo las escenas de terror de otras compañeras se han dado cuenta de que toca decir basta. «Espero que nosotras mismas veamos que no podemos tolerar ciertos comportamientos y que, a partir de ahora, nos plantemos cuando nos pase. Pero también tienen que empezar a tomar cartas en el asunto los Colegios Profesionales. Ellos tienen que legislar e informar para llegar a todas y cada una de nuestras compañeras».

Berta, la encargada de viralizar la imagen y de encender la chispa, también se muestra sorprendida, pero contenta, de todo lo logrado. «La verdad es que no me esperaba esta respuesta. Siempre deseas que ojalá sí llegue y cale. Y parece que estamos algo más cerca de eso». Esta segoviana también reconoce que de muchas de las situaciones que describen sus compañeras sí que era consciente: «Lo somos prácticamente todas. Hoy por hoy, sabemos que convivimos con la normalización del acoso a la mujer. en nuestro caso, por el hecho de ser mujer y además por tener una profesión tan sexualizada».

A pesar de que este pequeño paso puede suponer un cambio, Berta reconoce que aún queda mucho por hacer. Y que los colegios tienen que empezar a mojarse: «Visibilizar siempre ayuda. Hasta ahora era algo de lo que nadie quería hablar. Nosotras por vergüenza y ellos porque no tenían interés. Sabemos que algunos colegios se están poniendo las pilas y que otros tenían algunas iniciativas, aunque poco conocidas por sus colegiadas. Esperamos que se empiecen a tomar medidas para defendernos mientras se abole este acoso constante».