La detección precoz del cáncer de pulmón con un tac salva vidas, pero ¿compensa?

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

CLÍNICA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

Los oncólogos piden que se reabra el debate sobre su aplicación, al reducir la mortalidad más de un 20 %

21 oct 2018 . Actualizado a las 09:26 h.

¿Es aconsejable implantar en la sanidad pública una prueba para la detección precoz del cáncer de pulmón, tal y como ya se hace con los de mama o colon? El debate entre los médicos viene de lejos, sin que hasta ahora ni en España ni en Europa se haya adoptado ninguna decisión al respecto, pese a que en Estados Unidos se ofrece el cribado mediante una tomografía computarizada (tac) de baja radiación para las personas con seguro médico.

Hay pros y contras, aunque la balanza podría inclinarse ahora hacia la adopción del screening tras el avance de resultados de uno de las investigaciones más esperadas por los especialistas y que fue presentada recientemente en el Congreso Mundial de Cáncer de Pulmón celebrado en Ontario (Canadá). Se trata del estudio Nelson, en el que se ha seguido durante diez años a 15.800 individuos de entre 50 y 74 años que fueron sometidos a tac en el primer año, al segundo, al cuarto y a los 6,5 años. Los participantes habían fumado más de 10 cigarrillos diarios durante 30 años o 15 durante 25. El diagnóstico temprano de la enfermedad redujo la mortalidad un 26 % en hombres y un 39 % en mujeres.

«Con estos resultados hay que poner sobre la mesa la necesidad de un programa de cribado a nivel nacional, porque estamos hablando de que los tumores de pulmón son la primera causa de muerte por cáncer a nivel mundial, con lo que todo esfuerzo que se haga para reducir la mortalidad es poco», asegura la oncóloga del Chuac de A Coruña Rosario García Campelo, que asistió a la presentación en Canadá de los resultados del estudio Nelson, pendientes de publicar en detalle en New England Journal of Medicine. «Los datos son muy sólidos, por lo que el debate debe cuando menos reabrirse», insiste.

Aun así, tampoco existe un consenso. Alberto Ruano, epidemiólogo del cáncer y profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la USC, mantiene su escepticismo sobre la prueba. Existen, a su juicio, varias sombras, que entre otras cuestiones detectó tras analizar los resultados del National Lung Screening Trial de Estados Unidos, en el que la reducción de la mortalidad se situó en el 16 %.

La primera estriba en los recursos limitados de la sanidad pública. Implantar un programa nacional de cribado supondría, según un análisis específico que Ruano realizó para ello, la puesta en marcha de 160 tomógrafos dedicados exclusivamente a la detección del cáncer de pulmón, con sus correspondientes radiólogos y demás personal adscrito. «Realizar solo un tac a una persona de 50 años equivale al coste de un tratamiento para dejar de fumar, por lo que la sanidad pública mejor debería financiar estos tratamientos, teniendo en cuenta que el tabaco es la principal causa del cáncer de pulmón».

Por su parte, Pere Casan, jefe de Neumología del Hospital Central de Asturias, guarda una opinión parecida. «Habría que reducir mucho el número de candidatos a un tac, porque si no el sistema es absolutamente inviable en España y comprometería los recursos para otras tareas asistenciales».

Falsos positivos

Otros inconveniente son los falsos positivos y la acumulación de radiación en las personas a las que se haría el seguimiento durante más de veinte años, con su consiguiente riesgo. «No hay que olvidar -advierte Ruano- que el cribado se hace a gente sana y que si se detecta un pequeño nódulo sospechoso hay que volver a realizar otro tac con una dosis mayor. La probabilidad de que sea maligno es baja, pero la persona va a estar seis o nueve meses, hasta que le hagan la nueva prueba, con la angustia e inquietud de que tiene un cáncer de pulmón».

Luis Paz Ares, jefe del servicio de Oncología del Hospital 12 de octubre, es consciente de estos inconvenientes, pero cree que estudios como el Nelson suponen un aval para la prueba. En ese sentido sostiene que, al menos, habría que realizar ensayos en distintos hospitales de España, con una exigente identificación de pacientes candidatos, para evaluar y perfeccionar el procedimiento.

«El mensaje más importante -subraya- es que el screening salva vidas, y eso no hay que olvidarlo. Plantea retos organizativos importantes, no será sencillo, ni a coste cero, y a veces se hará a costa de falsos positivos, pero salva vidas». Paz Ares también asegura que los falsos positivos son cada vez más reducidos. «Sabemos lidiar mejor con los nódulos porque hemos aprendido a evaluar mejor los hallazgos radiológicos».