La odisea de Diego para conseguir el carné de conducir dura casi dos años

María Cuadrado Fernández
maría cuadrado BURELA / LA VOZ

SOCIEDAD

XAIME RAMALLAL

La burocracia lastra las expectativas de un burelense con movilidad reducida para conseguir el permiso

13 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Diego Rozas Regal consiga el permiso de circulación será un triunfo personal y el resto de los ciudadanos aplaudiremos la gran lección que ha dado a quienes se comprometen a facilitar la integración, pero no lo llevan a la práctica. Diego Rozas es un burelense de 29 años y con diversidad funcional que lleva casi dos años de trámites para conseguir el carné de conducir. Aunque la burocracia y la espera para conseguir un seguro especial ralentizan sus planes de futuro, él se mantiene esperanzado. La inversión económica que ha afrontado su familia no es una broma, pero él confía en sus posibilidades y sus familiares, en él.

En enero del 2017 comenzó la particular travesía por el desierto de Diego, con una dependencia reconocida del 77 % con ayuda de tercera persona en transporte colectivo. Tras realizar las preceptivas consultas para saber si podía sacar el permiso, se puso manos a la obra. Se matriculó en Autoescuela Burela y aprobó el examen teórico el 26 de aquel mes. El siguiente paso fue contactar con la Dirección General de Tráfico para saber qué tipo de prácticas debería realizar. Le informaron que tendría que disponer de su propio vehículo, adaptado a sus características. Tras el asesoramiento recibido en el concesionario Renault Viveiro inició las gestiones para comprar un Renault Clio de gama alta, para garantizar así más prestaciones. La compra la hizo en Barcelona y la adaptación del turismo se realizó en Tarragona. Encargó el vehículo en agosto y lo recibió en enero.

«Despois de pasar a inspección técnica de vehículos (ITV) tivemos que presentar o coche ante Tráfico. Un día fomos a Lugo e outro día tivemos que volver a Foz», explica el burelense, que también presentó un certificado médico y que lleva varias semanas esperando que la compañía de seguros Allianz le de una respuesta a la solicitud de poder usar su propio vehículo para realizar las prácticas previas al examen de conducir, en las que deberá ir acompañado por un familiar directo en primer grado (padre o madre, ambos con carné), como regula la licencia de aprendizaje. Esta demora le incomoda porque el tiempo juega en su contra. El 26 de enero del 2019 caducará la vigencia de la prueba teórica. El gerente de Autoescuela Burela, Marcelino Fernández Cuba, recuerda que esa es la fecha tope para que Diego se presente al examen práctico. De lo contrario, tendría que iniciar todo el proceso. Para él también es un reto. Aunque es un veterano formador asegura que es el primer caso de estas características que tienen en la autoescuela y cree que también pudiera ser de los primeros casos en la provincia: «Estamos no século XXI e penso que todos os trámites se están prolongando demasiado. El sabe que conta con todo o noso apoio».

Seguro

En esta carrera de obstáculos Diego también ha cumplido con la exigencia de asegurar el vehículo a todo riesgo. Actualmente aguarda que la compañía resuelva si accede o no a cumplir con la exigencia normativa de que el turismo tiene que estar asegurado para poder ser usado para realizar prácticas, una circunstancia que le obligará a arrimar otros 740 euros. Si la autorización no llega, Diego está decidido a probar suerte con otras aseguradoras. Pero si finalmente su compañía accede, él podría iniciar las prácticas, el paso previo a poder presentarse a examen. Alcanzaría así una meta y concluiría la odisea, pero no acabarían ahí los trámites. «Cando por fin teña o carné o coche ten que volver á fábrica ou ao taller para retirarlle os pedais do copiloto e un sensor. E despois habería que volver pasar a ITV».

La familia tiene claro que si finalmente la espera del seguro pone a Diego contra las cuerdas, le deja sin tiempo para preparar el examen de conducir y si caduca la vigencia, iniciarán acciones judiciales. Su madre, Nely, agradece la implicación del gerente de la autoescuela y de los agentes locales de Allianz, pero reconoce el desgaste de esta carrera de obstáculos y de trámites.