Identifican en el estómago proteínas que actúan como antibióticos naturales

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Un gallego que trabaja en el MIT abre una nueva vía para combatir las superbacterias

18 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La resistencia a los antibióticos es una de las mayores amenazas para la salud pública mundial. Es el mensaje que desde hace años lanzan de forma reiterada de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a otros organismos internacionales ante la generación de las denominadas superbacterias, para las que ya casi no hace ningún efecto el arsenal terapéutico del que se dispone en la actualidad para tratar todo tipo de infecciones. La reflexión es obvia: urge encontrar una nueva generación de antibióticos más eficaces. Pero en esta búsqueda pocos podrían imaginar que una de las soluciones podría llegar de unas minúsculas proteínas que se encuentran en nuestro estómago. Se trata del pepsinógeno, una enzima que el organismo utiliza para digerir los alimentos, pero que también se ha demostrado eficaz a nivel experimental para matar bacterias como la E.Colli o la salmonella. O incluso para combatir la Pseudomonas aeruginosa, que a menudo infecta los pulmones de pacientes con fibrosis quística.

El hallazgo, publicado en la revista científica ACS Syntetic Biology, ha sido desarrollado por un equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad Federico II de Nápoles en un estudio que tiene como primer autor al científico gallego César de la Fuente-Núñez, investigador posdoctoral en el MIT y becado por la Fundación Ramón Areces.

El grupo parte de la base de que el cuerpo humano produce muchos péptidos -secuencias de aminoácidos más cortas que una proteína- que ayudan al sistema inmunológico a evitar las infecciones. Son, por tanto, potenciales candidatos a antibióticos. Pero hay que identificarlos y compararlos con otras miniproteínas antibacterianas conocidas para comprobar si guardan similitudes. Es un ingente trabajo que se ha facilitado gracias a una nueva plataforma computacional desarrollada por el MIT que incluye un algoritmo de búsqueda.

Más potentes

Este procedimiento es el que ha permitido identificar, en una base de casi 2.000 proteínas humanas, alrededor de 800 con posible actividad antimicrobiana. Entre ellas está el pepsinógeno, en la que se ha centrado la atención y en la que se han probado sus efectos. Sin embargo, aunque estos aminoácidos, que se encuentran en casi todos los organismos vivos, pueden matar a muchos microbios, no son lo suficientemente potentes como para actuar como antibióticos por sí solos. Es necesario modificarlos mediante biología sintética para hacerlos más potentes y conseguir un efecto terapéutico.

La nueva herramienta de rastreo funciona como una especie de buscador de Word. «Permite -explica César de la Fuente- encontrar secuencias de aminoácidos, lo equivalente a palabras, en información biológica como la que se encuentra en bases de datos de proteínas, que equivaldrían a muchos documentos de Word». Esta estrategia posibilita la búsqueda de nuevos péptidos antimicrobianos en lugares donde no se habían buscado antes. El ejemplo más significativo es su localización en el estómago.

No era previsible encontrarlos en la barriga, pero tampoco ha sorprendido del todo a los investigadores. «El estómago humano es atacado por muchas bacterias patógenas, por lo que tiene sentido que tengamos un mecanismo de defensa del huésped para defendernos de tales ataques», advierte el microbiólogo coruñés, que en el 2016 fue elegido como uno de los diez mejores innovadores jóvenes menores de 35 años de España.

Una vez identificado el candidato a antibiótico, los científicos lo probaron en bacterias cultivadas en placas de laboratorio y descubrieron que podía matar una amplia variedad de microbios, incluidos patógenos transmitidos por alimentos como la Salmonella o la E.Coli.