José Luis Fernández Trisac: «Más de cien profesionales se encargan de atender a un solo bebé prematuro»

Sandra Faginas Souto
sandra faginas REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MIGUEZ

Casi 300 niños nacen al año en el Chuac antes de tiempo y la mayoría salen adelante con calidad de vida

06 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

José Luis Fernández Trisac (Santa María del Páramo, León, 1969) cumple el año que viene las bodas de plata atendiendo a prematuros y muchas de las fotos de esos niños cuelgan ahora de las paredes de la unidad de la que es responsable en el Chuac. Nada más cruzar la puerta de la uci se percibe que está muy alejada de las prisas de los hospitales, todo está hipervigilado y se trabaja en penumbra «para que los bebés tengan las sensaciones que tendrían en el útero materno», explica Trisac, presidente de la Asociación Galega de Neonatoloxía. La heroicidad de estos niños está marcada con unas pegatinas que a modo de medallas recuerdan, por ejemplo, que han superado el kilo o el mes desde su nacimiento.

-¿Cuántos prematuros atienden al año?

-Entre 250 y 300, y de estos, entre 40 y 60 son grandes prematuros (por debajo de las 32 semanas), pero en ese grupo se incluyen los extremadamente prematuros (por debajo de las 28). La supervivencia llega casi al 90% en los grandes prematuros y nueve de cada diez sobreviven. Pero nuestro interés no es solo que sobrevivan sino que tengan una buena calidad de vida.

-Durante su estancia puede haber muchas complicaciones, ¿cuánta gente puede participar en su atención?

-Cuanto más inmaduros hay más riesgo. Inicialmente nos preocupa mucho el problema pulmonar, porque una vez que se interrumpe el flujo placentario deben funcionar sus pulmones, que es un riesgo vital. Pero hay otras cosas no vitales que hay que ver cómo van madurando: por ejemplo, la retina que hay que seguir de cerca. Lo hacen los oftalmólogos a partir de las 4 o 6 semanas después del nacimiento. Pueden tener problemas digestivos, tardar en tolerar alimentos, algunos requieren cirugías... En esta unidad trabajamos cinco neonatólogos y 59 personas de enfermería, pero en realidad más de cien profesionales pueden estar involucrados en atender a un solo prematuro.

-¿Cuál ha sido el bebé más prematuro que ha salido adelante aquí?

-Algunos que rozaban los 500 gramos y las 25 semanas de gestación.

-¿Qué se le dice a unos padres en esos casos?

-Imagínese, si ya cualquier hecho inesperado genera angustia, un parto así mucho más, pero en otras ocasiones sabemos que se va a producir ese nacimiento, por eso el trabajo con los prematuros comienza antes de que nazcan. Hay entrevistas con los padres, tenemos mucha relación con los ginecólogos obstetras y todos decidimos en común qué soluciones son las mejores.

-Creo que una de las frases que más repite es «día a día».

-Incluso diría que el primer día es «hora a hora», pero pasadas las primeras semanas ya decimos «semana a semana». La comunicación con los padres es fundamental. Siempre recordarán tus palabras, pero también tus emociones y tus gestos, ese lenguaje no verbal que nunca van a olvidar. Hay que dedicarles tiempo, mirarles a los ojos y expresar la información con la mayor sinceridad y honestidad, dado que hay momentos llenos de incertidumbre.

-El método canguro, piel con piel, ha supuesto todo un avance.

-Sí, hoy las unidades neonatales no se conciben sin estar abiertas a los padres, aquí pueden venir las 24 horas. Cuando yo empecé no existía el contacto piel con piel con los padres, pero se ha demostrado que consigue que los bebés estén más tranquilos, menos estresados. Aquí todos los prematuros hacen método canguro, incluso aquellos con terapias invasivas y soportes respiratorios.

«El futuro pasa por una humanización completa, que los padres convivan con sus hijos aquí»

-¿Es cierto que estos bebés reconocen a sus padres?

-Sí, a los padres les ponemos unas toallitas en contacto con su piel (sin perfume) para que se impregnen de olor, eso hace que sea reconocible para los bebés. Ese paño luego se les deja en la incubadora.

-Una madre me dijo una vez que cuando las enfermeras le pusieron a su hija prematura unos patucos rosas, ese pequeño detalle la alivió.

-El trabajo del personal de enfermería, que supervisa Dolores Eiriz, es fundamental. Se ha adaptado por completo a las necesidades del niño y cuidan muchísimo los detalles, les ponemos medallas cuando superan el kilo o el mes. La relación con los padres es muy estrecha, nos conocen por el nombre porque suelen pasar una media de tres meses con nosotros. Aquí celebramos mucho y Sara, una auxiliar jubilada, sigue trayendo gorros y patucos. Bueno, y tengo que confesarle que yo no sabía nada, pero mi madre apareció estas Navidades desde León también con gorros y patucos [risas].

-¿Qué le ha parecido el comunicado de Pablo Iglesias e Irene Montero?

-A mí me parece que da visibilidad a quienes nos dedicamos a esto. El agradecimiento y el reconocimiento siempre tiene que ser bienvenido, son personas que pueden llegar adonde otras no.

-¿Sabe cómo están Leo y Manuel, sus hijos?

-No tengo información directa, pero por lo que han comentado sus padres después de dos meses yo creo que se puede ser optimista.

-Hay un detalle curioso, muchos de estos niños nacen sin nombre.

-Sí, a muchos padres les coge por sorpresa sin haber tomado esa decisión, y no se crea, damos nuestra opinión sincera [risas].

-¿Cuentan con banco de leche?

-Estamos muy sensibilizados con la lactancia materna, se intenta desde el principio, pero a veces es difícil. Afortunadamente en Galicia (como en la mayoría de las comunidades) disponemos de bancos de leche de donante, centralizados en Santiago y Vigo. Nosotros recibimos la de Santiago.

-¿Qué mejoras quedan por hacer?

-Una humanización completa. Nos hemos dado cuenta de que los prematuros van mejor desde que somos menos invasivos. Hay que cuidar el ambiente, el dolor, el estrés e integrar todavía más a los padres. Tendríamos que tener una estructura que permitiera que convivieran con los niños antes del alta. Espero verlo.