Esta especie puede transmitir el virus del Nilo Occidental. Sin embargo, no es alarmante, ya que suele transferirse entre aves y mosquitos. «Se da en zonas de paso de aves migratorias, como Gibraltar o Andalucía. A veces pasa a caballos, pero muy rara vez a humanos», traslada Bartumeus. La posible causa de la llegada al norte: el transporte de neumáticos a nivel global, ya que les ofrece un lugar caliente que, con lluvia, es ideal para la cría. Para prevenir la expansión, evitar los puntos de cría. «Vigilar de no acumular agua estancada en bebederos de animales o jardines», aconseja Bartumeus.
El mosquito de la fiebre amarilla, localizado el pasado año en Canarias, es un transmisor potente del dengue. No obstante, el asiático, a priori, no es problemático. Lo mismo que el mosquito tigre que, aunque no suele sobrevolar el norte, está entrando desde el Mediterráneo.