El hígado donado por un menor salva la vida de una niña y de un bebé

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

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El órgano, partido en dos, fue usado para un trasplante simultáneo en el Vall D?Hebron

08 ago 2018 . Actualizado a las 07:27 h.

Naroa, de 14 años, y Roma, de tan solo 8 meses, tienen todo el futuro por delante y un héroe en común. Un niño, como ellas. Alguien al que nunca conocerán, pero que les ha salvado la vida. Y las dos llevarán para siempre en su cuerpo una parte de su anónimo salvador. Un hígado para dos. Un órgano hepático partido a la mitad que les une a la vida y al donante. Lo recibieron en una compleja operación realizada en el Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona. No fue un caso único, ni la primera vez que se practica con éxito un trasplante hepático split, su nombre técnico, aunque sí excepcional. Lo es no solo porque se trate de una intervención quirúrgica muy poco habitual, sino porque los tres protagonistas de la historia son menores y porque las dos pequeñas no hubieran podido sobrevivir sin un órgano nuevo. Naroa sufría una enfermedad metabólica que la obligaba a seguir una dieta muy restrictiva en proteínas y un cáncer de hígado, un hepatocarcinoma, mientras que Roma, que pesa menos de ocho kilos, padecía una enfermedad genética rara, el síndrome de Alagille, que le había provocado una cirrosis hepática irreversible.

Las dos están bien. Naroa recibió el alta hospitalaria hace siete días, después del trasplante, y ya puede comer carne y embutidos. Y está totalmente curada. Roma, aún un bebé, continúa ingresada en el Vall D’Hebron, pero su evolución es muy satisfactoria. «Aquí solamente hay un héroe, que es el donante», dijo este martes su madre, Vanessa, durante la presentación de los resultados. «Le habéis devuelto la vida a mi hija», remachó Josefi, la madre de Naroa, en alusión al equipo médico que intervino a la pequeña. También lanzó un mensaje de esperanza para los padres que están esperando un trasplante de hígado para sus hijos: «Algún día van a recibir esta llamada», dijo.

Sin embargo, el trasplante split, en el que el hígado del donante se divide en dos partes para obtener dos injertos completamente funcionales que van a parar a los receptores, es un procedimiento quirúrgico de gran complejidad. Y tienen que darse las circunstancias idóneas para que funcione, como fue el caso: un hígado de un menor para otros dos menores. También requiere de una gran pericia técnica, ya que las dos partes, así como las venas y arterias, deben funcionar correctamente. «Mientras se realizaba la división del órgano simultáneamente en dos quirófanos se preparaba a las dos niñas para recibir el hígado. De este modo se reducía el período de isquemia, el tiempo que pasa el órgano desde que se detiene el suministro de sangre hasta que se restaura», explica Jesús Quintero, médico de la unidad de Trasplantes Hepáticos Pediátricos del Vall D’Hebron.

La parte más pequeña del órgano, que contenía los dos segmentos hepáticos de menor dimensión, una arteria, dos venas y un conducto biliar, fue implantada en Roma. El resto del hígado, todo el lóbulo derecho, más una parte del izquierdo, fueron para Naroa. Es el legado de su héroe anónimo, al que le deben la vida.