Los militares transexuales americanos: la lucha vuelve a comenzar con Trump

Rafael Salido WASHINGTON / EFE

SOCIEDAD

YURI GRIPAS | Reuters

Desde que llegó a la Casa Blanca, el presidente trata de acabar con la presencia de transexuales en las Fuerzas Armadas

18 jun 2018 . Actualizado a las 08:16 h.

Primero fueron los negros, después las mujeres, a continuación los homosexuales y, por último, los transexuales. Estos últimos se ganaron hace dos años el derecho a cumplir su sueño de servir en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y ahora esa situación se ve amenazada. Ante la tendencia del actual Gobierno de hacer desaparecer cualquier vestigio de la anterior Administración, son muchas las voces que claman que la presencia de personas transgénero en el Ejército estadounidense no debe ser un asunto político, ya que se trata de una simple cuestión de justicia.

Sin embargo, advierte el capitán de corbeta Blake Dremann, «servir en el Ejército no es un derecho, es una cuestión de capacidad». Este oficial de intendencia ve cómo su comandante en jefe, Donald Trump, amenaza con reconstruir ese muro insalvable.

Cuando en 2011 la Administración del entonces presidente Barack Obama decidió poner fin a la política del «no preguntes, no cuentes», que impedía a militares homosexuales salir del armario, Dremann dio un paso al frente.

Con 31 años comenzó su «transición social» para convertirse en el hombre que anhelaba ser. Poco podía sospechar entonces que años más tarde, en 2016, el Departamento de Defensa decidiría que las personas transgénero también podían servir abiertamente en el Ejército.

Pero todo cambió el año pasado con la llegada de Trump a la Casa Blanca, ya que desde entonces el presidente ha tratado de acabar con la presencia de transexuales en las Fuerzas Armadas. Una política que ha intentado implantar a golpe de decreto y que, una y otra vez, ha sido bloqueada por los tribunales. En febrero pasado, el Pentágono recomendó a la Casa Blanca no expulsar a los transexuales en servicio activo, pero aconsejaba cerrar las puertas a quienes en un futuro quisieran someterse a una operación de cambio de sexo.

Según el Departamento de Defensa, ese tipo de operaciones requiere de unos recursos económicos que podrían ser mejor empleados y, además, obligan a quien se somete a ellas a un período de reposo que impide su posible despliegue.

Para Dremann, esta recomendación no hace más que seleccionar de forma «arbitraria» los argumentos que le interesan e ignora aquellos informes que rechazan que los transexuales supongan un lastre.