Permisos por nacimiento: ¿deberían los padres tener también 16 semanas?

SOCIEDAD

PILAR CANICOBA

Con la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno, revive esta veterana reivindicación: que los padres y las madres tengan derecho a las mismas semanas para cuidar de sus hijos. Unos permisos que serían intransferibles

06 jun 2018 . Actualizado a las 21:59 h.

16 semanas para ellas y cuatro -cinco, si salen adelante los Presupuestos- para ellos. Así quedaría repartido el tiempo que se pueden tomar padres y madres al tener descendencia. Pero, ¿es este un reparto justo? Con la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno, Podemos ha aprovechado para relanzar el debate al pedirle al nuevo presidente que iguale los permisos de paternidad y maternidad. Es decir, que ambos tengan 16 semanas y que esos días sean personales, remunerados e intransferibles. 

Once años les ha costado a los progenitores conseguir pequeñas conquistas en esto del cuidado de los hijos. Y es que hasta 2007 ni siquiera existía ese permiso para ellos. Hasta 2016 fue de 13 días y en 2017 pasó a cuatro semanas.

«Nos interesa tener la oportunidad real de que los padres cuiden»

Que se iguale este tiempo dedicado a los hijos tras el nacimiento es la gran batalla de PPiiNA, la Plataforma de Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción. Reclaman una reforma legislativa que establezca que esas 16 semanas sean para ambos progenitores. Es decir, de igual duración, intransferibles y pagadas al cien por cien. Y van más allá: no podrían disfrutarse a la vez. «Nos interesa tener la oportunidad real de que los padres cuiden. El permiso tendría una parte simultánea para ambos, dos semanas. A partir de ahí, las dos partes tendrían 14 semanas más, que no serían simultáneas», explica Virginia Carrera, coportavoz de PPiiNA. Este colectivo lleva trabajando en la materia desde hace casi trece años. Se mueven en todos los espacios, entre ellos el político, y ya han mantenido conversaciones con el equipo de Pedro Sánchez. «Un gobierno como el socialista, con un claro objetivo de cumplir los objetivos del 8M, tendrá que aprobar la equiparación de los permisos», apuntan desde un grupo formado por decenas de entidades y particulares, en el que hay hombres y mujeres. «Somos un movimiento feminista mixto». Precisamente de la mano de este colectivo marcha la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género. «Insistimos en que sean intransferibles. Si no lo son, estaríamos en la misma situación que ahora. Las mujeres seguirían asumiendo su baja, porque así lo mandan los roles tradicionales, y los hombres se incorporarían al trabajo cuando terminase su tiempo obligatorio, a las cuatro o cinco semanas», apunta Santiago Moreno, responsable de paternidad. «Si los permisos son iguales, mujeres y hombres se comprometerán del mismo modo en la crianza. También defendemos que la baja de los padres no tenga que ser simultánea con la de la madre. Es decir, que ellas puedan terminar sus semanas y empezar después la del padre. Se facilitarían así los tiempos de crianza», explica.

«Si los permisos son iguales, mujeres y hombres se comprometerán del mismo modo en la crianza»

Ahora mismo, el permiso de maternidad establece que las seis primeras semanas son intransferibles y obligatorias para ellas y que las diez siguientes se pueden compartir. Algo que apenas sucede. «Cuando se habla de este tema, siempre hay que hacer matices. No llegan al 2% aquellos que usan algo de esas 10 semanas que se pueden compartir. Pero sí es cierto que el 80% de los padres cumplen con su permiso intransferible, las cuatro semanas». Así lo explica Carmen Castro, economista e investigadora en la materia. «Cuando se aprobó en 2007 la ley y se instaura el permiso de paternidad intransferible y bien remunerado, el 70% de los hombres usó ese tiempo. No hubo necesidad de generar un cambio cultura. La propia medida actuó en el comportamiento. Por eso, los permisos iguales e intransferibles, serían transformadores». Carmen Castro ha centrado su tesis en el estudio de los permisos de nacimiento en Europa y mantiene que este tipo de medidas cambian la sociedad. «En otros países he visto que el cuidado infantil es la vía de entrada de los hombres a la asunción de responsabilidades, también en el cuidado de personas adultas. Un permiso de maternidad mayor que el de paternidad traslada que la responsabilidad del cuidado recae siempre en la mujer. Eso sí, tienen que ser intransferibles y bien remunerados. En Islandia hay tres meses para ambos y otros tres de libre disposición. ¿Qué sucede? Que ellos usan solo su parte. El tiempo que se puede compartir se interpreta como una prolongación del permiso de maternidad», sentencia.

«No llegan al 2% aquellos que usan algo de esas 10 semanas que se pueden compartir»

La abogada Monserrat Vale, al frente del Observatorio de Igualdade, introduce la mejora que supondría la equiparación en términos laborales. «Como colectivo, estamos de acuerdo. Se eliminaría la discriminación laboral. El empresario no tendría en cuenta el hecho de perder a una trabajadora durante un número de semanas porque también se ausentarían los hombres», comenta.  El observatorio apunta también que esta medida igualitaria tendría efectos en el incremento de la natalidad. «El hecho de que ambas partes se involucren, garantizaría el hecho de tener más hijos ya que esa amenaza de desigualdad laboral no planearía sobre ellas», comenta Monserrat Vale. Un impulso en los nacimientos que matiza el sociólogo y demógrafo de la UDC Diego López. «Con permisos igualitarios, la situación podría cambiar, pero no sería relevante. Un sola medida no es suficiente, apenas se apreciaría. Uno de los grandes problemas es el siguiente: los padres terminan las 16 semanas y, ¿qué haces con tu hijo o hija? En realidad, el cambio debe ser global: que existan medidas de conciliación reales en el trabajo, que los padres puedan adaptar sus horarios para poder coordinar después de las bajas el cuidado de sus hijos. Países como Francia o Suecia han subido sus índices de natalidad llevando a cabo medidas estructurales. ¿Cómo puede plantearse una pareja tener hijos si a veces no puede ni pagar una vivienda», apunta Diego López. 

¿Y en el plano laboral?

Desde Comisiones Obreras en Galicia también defienden que los permisos sean iguales, intransferibles y pagados al cien por cien. «O escenario demográfico mudou. En gran medida porque é imposible facer un proxecto de vida e ter fillos. No caso das mulleres, tes que elixir entre familia e profesión. O gasto económico tamén o asumimos as nais e non somos doantes de tempo. Iso ten un coste, pero non se retribúe. Se o Estado pagase ese tempo que deixamos de ser produtivas no laboral polo coidado de menores e dependentes estaríamos aforrando un gasto ao Estado», explica Mamen Sabio, secretaria da Muller de CCOO. En la misma línea se manifiestan desde UGT en la comunidad. Defienden que se igualen los permisos ya que consideran que el tiempo que pueden compartir padres y madres no está dando resultados. «Só nun 10% dos casos se comparten as dez semanas. Está claro que iso non funciona. E hai que dicir que están moi presentes os prexuízos dende as empresas á hora de contratar mulleres no tempo de ter fillos. As solicitudes de excedencias en Galicia di que no 90% dos casos son elas quen as collen. No caso da redución de xornada, en máis do 70% dos casos son elas quen as asumen. As empresas non deberían argumentar só en cuestións económicas que os homes dispuxesen tamén de 16 semanas», explica Mónica Rodríguez, responsable de Igualdad de UGT. Y es que añade otra de las cuestiones que crean dudas. ¿Cómo se tomarían las empresas estos permisos igualitarios? Belén Varela, experta en gestión de Recursos Humanos, cree que el cambio de chip «costaría» en las compañías. «Aún hay reticencias a que los padres cojan parte del tiempo que se puede compartir. Sería más interesante trabajar en la flexibilización de los horarios y en la reducciones de jornada. Aunque es cierto que cualquier medida de conciliación es bienvenida». Belén comprueba día a día que la sensibilidad de las empresas hacia la felicidad del trabajador ha aumentado porque «beneficia a la estructura a largo plazo». «Depende en gran medida de que podamos ser o no dueños de nuestro tiempo. El teletrabajo, por ejemplo, ayuda: que puedas organizarte o irte sin problema a casa cuando sea necesario para seguir con tus tareas desde allí. Hace falta algo más que una medida concreta para seguir avanzando en conciliación».

La baja de maternidad, ¿es demasiado breve?

Que los dos progenitores cuenten con el mismo permiso es un gran paso hacia la igualdad, pero desde la Asociación Galega de Matronas defienden que se amplíe la baja de las madres. «La medida sería buena, pero las 16 semanas de ellas son insuficientes, tanto para una recuperación física, como psicológica», explica Marta Bernárdez. «Una baja decente serían como mínimo seis meses. Cubriría el período de lactancia ideal. A nivel psicológico, el despegamiento del bebé es raro antes de un año. A las madres les estresa mucho dejar a su pequeño en manos de otros siendo tan pequeño. Los niños necesitan estar con sus padres y madres», comenta como matrona. Algo que confirma la psicóloga perinatal Jésica Rodríguez. «El permiso de 16 semanas es escaso para madres y bebés. Ambos están en un período de vínculo y formación de apego cuando ella se tiene que incorporar al trabajo. La mujer puede estar en un período crítico para la aparición de determinados cuadros, como la depresión posparto, entre otros». Esta especialista introduce plazos desde la psicología al mantener que el puerperio emocional puede llegar, según diferentes autores, incluso a los dos años. «Pensar en una baja de ese tiempo en nuestra sociedad es una utopía. Como mínimo debería ser de seis meses por la lactancia. O mejor aún: los nueve meses del llamada período de exogestación. Las madres siguen cargando con la responsabilidad. Ampliar los permisos de paternidad sería muy necesario y ellas tendrían más apoyo», sentencia esta psicóloga.