«Ante una violación, relajad la pelvis»

m. otero REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Jesus Merida | DPA

El caso de Luciano Méndez no es un hecho aislado. A lo largo de la historia se han registrado muchos comentarios sexistas y racistas por parte de profesores

16 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ojalá el caso de Luciano Méndez fuera un hecho aislado en el universo, pero no es así. La historia, y la actualidad también, están repletas de casos de profesores que han confirmado con sus palabras no estar a la altura de la plaza que ostentan. Todavía resuenan las declaraciones de aquel premio Nobel de Medicina, Tim Hunt, que tuvo que renunciar a esta distinción por unos comentarios sexistas en los que aseguraba: «Déjenme que les cuente mis problemas con las chicas; pasan tres cosas cuando están en el laboratorio. Puedes enamorarte de ellas, ellas se enamoran de ti y cuando las criticas, se ponen a llorar».

El último en emular esta «hazaña» fue un docente de la facultad de Odontología de Tucumán, en Argentina, que se despachó a gusto en clase al decir que las mujeres «no pueden estudiar porque no razonan», añadió que «tienen cuatro neuronas, una para cada hornalla (fuego de la cocina)» y que son «un ente como un lavarropa».

El Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina ha recogido y publicado en las redes algunas de las frases que han escuchado de sus profesores. «Ante una violación, relajad la pelvis, ya que estáis disfrutando» o «las mujeres son genéticamente inferiores por tener más predisposición a la enfermedad» son solo dos de ellas.

En Galicia, en concreto en Redondela, todavía recuerdan a aquel profesor que, además de ponerles a cuatro patas en medio del aula como castigo, les llamaba «gordos y mongoles» y le dijo a una alumna: «Con el cuerpo que tienes no vas a poder trabajar». Y en Lugo no olvidan a aquel otro que aseguraba: «Cada vez que se enciende y apaga esta luz muere un negro en África», mientras apagaba y encendía sin parar el interruptor.