Máquinas expendedoras que son una bendición

SOCIEDAD

La primera expendedora de la historia dispensaba agua bendita y fue creada por Herón de Alejandría

17 abr 2018 . Actualizado a las 16:49 h.

Se acaban de instalar en Lugo unas máquinas -al parecer las primeras de este tipo que operan en Galicia- que reciclan botellas de plástico y a cambio dispensan vales de la compra.

Yo en cambio voy a reciclar la historia de la primera máquina expendedora de la ídem. La cual dispensaba agua bendita (o bendecida). Y que fue creada por el genial Herón de Alejandría en el s. I. de nuestra era para su empleo en los templos. No con afán recaudatorio, sino para controlar la cantidad de la misma que se llevaban los fieles tras pagar «religiosamente».

La máquina en cuestión era una especie de caja o receptáculo con una ranura por la que se insertaba la moneda, que se depositaba en la ranura de una barra tipo balancín o palanca. El peso de la moneda inclinaba la barra hacia delante de tal suerte que el extremo opuesto, al elevarse, tiraba de una cuerda que abría el depósito de agua permitiendo su salida. Cuando la moneda caía bajo la acción de la gravedad, la barra recuperaba su posición original cerrando el grifo. Un sofisticado mecanismo que se mantuvo en las primeras máquinas expendedoras modernas, hasta la llegada de los modelos eléctricos.

Aquellas aparecieron a finales del s.XIX en Inglaterra. En 1883 Percival Everett diseñaba una máquina que dispensaba postales. Y poco después el librero Richard Carlisle las adaptaba para ofrecer libros. Las actuales máquinas expendedoras de chuches, golosinas, snacks, refrescos, preservativos, cepillos de dientes, hamburguesas, porciones de pizza y todo lo que uno pueda llegar a imaginarse e incluso lo difícilmente imaginable, tienen su precursora en las máquinas de chicles instaladas por la Thomas Adams Gum Company en las estaciones de metro neoyorquinas a partir de 1888.