Melania elige un estilismo de más de 3.000 euros para ir a misa de Pascua

Martín Bastos

SOCIEDAD

YURI GRIPAS | Reuters

Un aristócrata de origen italiano fue con Isabel Preysler y Vargas Llosa a los toros

03 abr 2018 . Actualizado a las 12:01 h.

No puedo engañar a nadie. Miento fatal. Por eso prefiero confesar mis pecados antes de ser cazado en un renuncio. Ayer pasé el lunes de Pascua con resaca. Imprevista, pero una buena cruda al fin y al cabo. Mientras curaba el dolor de cabeza dándole al chocolate del huevo que me mandó mi santa madrina, estuve tirado en el sofá cotilleando todo lo que se había meneado en el mundo de la farándula durante el fin de semana. Confieso que es en esos momentos cuando me sale mi peor baba. ¡Me encanta! Solo sentí ternura -en el fondo nostalgia- cuando vi la foto de Obama sentado de espaldas junto al conejo de Pascua que colgó en su Instagram la fundación que lleva el nombre del expresidente. Pero la ternura se esfumó de un plumazo cuando encontré la imagen de los Trump caminando el domingo hacia la iglesia episcopal de Palm Beach, en Florida, para acudir a la tradicional misa de Resurrección. ¡No me comparen el porte de Obama con el de Trump!. Menos mal que nos queda Melania.

El domingo estaba ideal, aunque no para ir a misa. Al cabildo no le gusta mucho eso de que se vaya con el hombro al aire. Pero digan lo que digan, y por mucho que la prensa norteamericana haya criticado el precio del estilismo (entre el traje y los zapatos allá van más de 3.000 dólares), no hay quien me desmonte mi teoría de que iba ideal con su vestido estampado de Aläia -por su estampado lo reconocereis- perfectamente combinado con unos tacones blancos con cintas cruzadas de Laboutin. No hay duda. El modisto franco tunecino Azzedine Aläia, fallecido el pasado noviembre, le habría dado el aprobado. A él le encantaba la escultura y la verdad es que el domingo Melania lo parecía. Sobre todo al compararla con Tiffany, la hija de su esposo, que desde luego no acertó en absoluto por mucho bolso rosa de Gucci de 3.200 euros que se echara al hombro. Solo observen el bajo de su vestido.

En España el domingo también llovieron las noticias. Desde el puzzle con su foto que una admiradora regaló a las hijas de don Felipe y doña Letizia al salir de misa de Pascua al misterioso acompañante de Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler durante la corrida de Resurrección en Sevilla. Es José Antonio Ruiz-Berdejo, un aristócrata de origen italiano que, como comenta Vanity Fair, sale con la hermana de la princesa Marie-Chantal de Grecia, la heredera estadounidense Pía Getti. Pero antes estuvo casado con Marina Marzotto y con Julia Oetker, hija del dueño del emporio de congelados Dr. Oetker. Su historia es larga. Aquí dejo solo un aperitivo.