A Hugo también lo quieren en el instituto

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO/ LA VOZ

SOCIEDAD

ALBERTO LÓPEZ

Los padres del menor lucense explicaron a sus nuevos compañeros cómo actúan las personas con autismo

03 abr 2018 . Actualizado a las 23:05 h.

Los lucenses Javier Luaces y María José Martínez, los padres de Hugo, un adolescente con autismo que está matriculado en el IES Sanxillao, están convencidos de que para conseguir integrar a su hijo con el resto de los compañeros es necesario que lo conozcan y que sepan cómo es realmente. «No tenemos nada que ocultar, todo lo contrario», señalaron. Por esta razón, repitieron una experiencia que les reportó excelentes resultados en el colegio y volvieron a explicar a los compañeros de curso de Hugo, ahora en primero de ESO, cómo es y a qué obedecen algunos de los comportamientos que el resto de los chavales pueden considerar raros, como los aleteos que demuestran que está contento, la razón por la que se frota las manos o por qué le molestan los ruidos.

En esta ocasión no acudieron a dar las gracias a los alumnos por los esfuerzos realizados para integrarlo, como hicieron en el colegio de As Mercedes hace un año, sino que fueron a pedirles su colaboración en esta nueva etapa. Los chavales, según explicaron, escucharon en silencio la charla de dos horas, aderezada con un vídeo de 15 minutos sobre la evolución de Hugo en sus 15 años de vida. Alguno no pudo evitar emocionarse. Javier y María José se sometieron a todo tipo de preguntas para aclarar las dudas de los menores. Al final, uno de los compañeros se dirigió en un aparte al padre de Hugo para pedirle perdón por algunas de las «trastadas» que le había hecho en estos primeros seis meses de curso.

Luaces y Martínez se decidieron a hablar con claridad delante del centenar de compañeros de su hijo, pese a que estaban satisfechos con los primeros meses de adaptación. Según explicaron, se decidieron a hacerlo después de que los profesores constataran que el adolescente estaba algo más nervioso en clase. Vieron en ello una señal de alerta que podría obedecer a algún problema con los compañeros, por lo que decidieron abordar la situación de frente. «Creemos -señaló el padre- que estos problemas se produjeron simplemente por desconocimiento de lo que es el autismo. No pensamos en ningún momento que pudiera existir mala intención».

Los padres de Hugo confesaron antes de su ingreso en el instituto que le temían más al cambio de centro que a las hormonas que empezaban a delatar la adolescencia de su hijo. «Iniciamos el curso con ganas y conscientes de que iba a ser complicado. Al final resultó más sencillo de lo que creíamos, porque contamos con la colaboración de los equipos de dirección y de orientación y del profesorado, que se volcaron con nosotros», explicó el padre. Al adolescente le adaptaron el currículo y recibe apoyos individuales. «Al instituto va igual de contento que cuando estaba matriculado en As Mercedes», aseguran. Allí se encontró con buena parte de sus compañeros del colegio, lo que facilitó que se sintiera cómodo.

El perro del conserje, un reto

Desde el primer día de clase, el adolescente se encontró ante dos grandes retos en el centro recién estrenado: el ruido que producen los más de 600 alumnos al entrar y al salir de clase y los ladridos de Tor, el perro del conserje. Ambos parecen estar superados. «Creemos -dijo María José Martínez- que el cambio va a ser bueno para él. Le va a venir muy bien. Es tal la alegría de estar con sus compañeros nuevos que estamos seguros de que va a controlar sus miedos». «Pretendemos -añadió la madre- que se vaya adaptando a la vida diaria y los ruidos que tanto le molestan forman parte de ella». «Cada éxito de nuestro hijo es una celebración», añadió.

«Yo les expliqué a sus compañeros -comentó María José- de qué cosas se puede hablar con Hugo, porque hubo niños que decían que no eran capaces de mantener una conversación con él porque no prestaba atención a lo que le decían». Sus temas favoritos son la fórmula 1, moto GP, el fútbol y las actividades que realiza el fin de semana.

Hugo sabe moverse por el instituto sin mayores problemas y desplazarse solo hasta el negocio de su padre. También es capaz de acariciar al perro del conserje sin temor s sus ladridos. Confesó que la lengua, la informática y las clases de refuerzo son sus favoritas y que se siente a gusto con sus nuevos compañeros.