A mediados de enero, la CNSA aseguró que mantenía el control de la estación espacial y que su caída a la Tierra sería controlada y sin amenazar al medio ambiente ni a la población. Un ingeniero de la agencia explicó que la estación se quemaría al entrar en la atmósfera y los fragmentos restantes caerían en un área designada del mar.
Un hito en la carrera espacial china
La estación cumplió el sueño chino de igualar a EE.UU. y a Rusia en la creación de su propia plataforma estelar. Tiangong-1 fue el primer módulo lanzado (en septiembre de 2011), al que siguieron tres misiones especiales Shenzou (barco sagrado). Una de ellas, no tripulada, consiguió que China, junto con la extinta URSS y la Agencia Espacial Europea hayan sido las únicas en lograr un acoplamiento automático, sin astronautas. Sustituída en 2013 por Tiangong-2, desde septiembre de 2016 se esperaba su caída, pero se desconocía dónde iba a ocurrir. Se llegó a barajar la zona entre Oporto y el río Miño, pero al final ha ocurrido en el hemisferio sur.