Una escuela en el monte de Pico Sacro

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Boqueixón convierte un espacio de 18 hectáreas en un centro para demostrar a los propietarios forestales que es posible la gestión silvícola con la agropecuaria

22 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Compatibilizar la gestión sostenible del monte con un elevado rendimiento económico que evite el éxodo de la población del entorno rural. Es posible en un modelo que combine la plantación de especies nobles de árboles con la producción de setas y frutos del bosque como castañas y nueces con cultivos de maíz. No solo es una opción deseable, sino que también es real. La demostración se encuentra en la ladera de Pico Sacro (Boqueixón), un espacio ocupado anteriormente por masas de eucalipto procedentes de antiguos incendios y muy afectadas por el ataque de plagas, que evolucionaron de forma espontánea a cultivos agrarios con un bajo nivel de explotación. Ese mismo espacio, de unas veinte hectáreas, se ha reconvertido en otro mucho más productivo gracias a la unión de sus 11 propietarios, que cedieron sus terrenos para ser gestionados por la Asociación Forestal de Galicia, que cuenta con el apoyo de varios equipos de la Universidade de Santiago, del Centro de Investigación Forestal de Lourizán y de la Asociación pola Conservación do Ecosistema Forestal Galego, entre otras instituciones.

No solo es un ejemplo, sino que desde ayer también se ha convertido en una Escuela de Silvicultura que permitirá a las comunidades de montes, propiedades forestales y técnicos conocer nuevos métodos de plantación y técnicas de poda o aprovechamientos mixtos de madera de calidad con la explotación de cultivos y frutos del bosque. El centro de demostración, impulsado con la colaboración del grupo Inditex, fue inaugurado ayer coincidiendo con el Día Internacional de los Bosques.

Es el modelo a seguir. «Queremos demostrar que es posible manejar frondosas con un alto valor, como nogales, cerezos, castaños o robles, con otros aprovechamientos no forestales», explica Francisco Dans, director técnico de la Asociación Forestal de Galicia.

Pero para que esta alternativa funcione es necesario abandonar el minifundismo. Solo es posible con la agrupación de tierras que permitan manejar un espacio de al menos 3.000 metros cuadrados «Requiere de un mínimo de superficie y una gestión profesional. Solo así las explotaciones serán económicamente viables», señala Dans, quien destaca que la escuela en el monte no solo pretende serlo de técnicas de silvicultura, sino también de emprendimiento, porque «el campo gallego necesita emprendedores, iniciativas y empresarios». El monte demostrativo está dividido en dos zonas principales, una forestal y otra agropecuaria. En la primera se plantaron masas de cerezos y carballo americano, así como castaños y nogales híbridos, todas destinadas para lograr madera para chapa de alto valor.

En los dos últimos casos las plantas utilizadas proceden de material genético mejorado del Centro de Investigación Forestal de Lourizán en el marco de los proyectos promovidos por el Grupo Inditex. De forma paralela se producirán setas.