Nir Uriel: «En el futuro habrá más gente con un corazón artificial que trasplantada»

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

CESAR QUIAN

Doctor, profesor e investigador, cree que el latido de titanio llegará a «curar» el miocardio de algunos pacientes

04 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Dejó la Universidad de Columbia, en Nueva York, por dirigir el programa de insuficiencia cardíaca, trasplante y asistencia mecánica en el hospital de la Universidad de Chicago, donde también da clases. Del doctor Nir Uriel (Israel, 1971) son hallazgos de investigación como los algoritmos para tratar a pacientes con corazón artificial que se aplican en todo el mundo. Recientemente visitó el Hospital Universitario A Coruña invitado por la unidad de insuficiencia cardíaca del Chuac, que pertenece al CiberCV del Instituto Carlos III, para impartir una clase magistral.

-¿Hacia dónde va el trasplante cardíaco?

-Creo que va a más porque vamos a aumentar los donantes.

-¿Cómo?

-Aprovechando los órganos de donantes que hasta ahora se descartaban por haber sufrido determinadas enfermedades, pero que hoy se curan, como la hepatitis C. Y también subiendo el número de órganos con avances tecnológicos como el heart in box, un sistema que logra recuperar corazones que han dejado de latir para el trasplante. 

-¿Y serán suficientes?

-No, porque la demanda de pacientes con insuficiencia cardíaca sigue subiendo. Por eso es necesaria la asistencia mecánica circulatoria, lo que se conoce por corazón artificial. En el futuro habrá más gente con corazón artificial que trasplantada.

-¿Por qué?

-Yo creo que será así por varias razones. Primero, el corazón artificial se puede comprar. Además, los resultados van a mejorar, la tecnología se va a hacer más pequeña, duradera y fácil de usar y va a haber una progresiva aceptación por parte de los pacientes.

-¿Sistemas públicos como el español podrán asumir el coste? Y en países como EE.UU., ¿no estará solo al alcance de las élites?

-La insuficiencia cardíaca en sí es muy cara para todos los sistemas. Hay que medicar al paciente toda la vida con fármacos muy caros, tiene constantes hospitalizaciones que también son costosas, y aun encima, no puede trabajar. La opción más barata, claro está, es morirse. Pero si quieres ayudar al paciente no solo para que viva, sino que lo haga con calidad y vuelva a trabajar... a lo mejor no es tanta la diferencia. Además, la tecnología se irá abaratando. Pasa siempre. El corazón artificial llegará a ser tan pequeño que nadie va a saber que llevas uno. ¿O no recordamos cuánto ocupaba y cuánto costaba el primer móvil?

-Habla de una máquina definitiva, no como puente al trasplante.

-Creo que para muchos pacientes será una opción definitiva. En un futuro muy cercano tendremos un estudio que compara los resultados entre el trasplante y la asistencia ventricular en pacientes mayores. Prometen.

-¿Con garantías de duración?

-Tenemos pacientes que llevan doce años, pero hay que recordar que es una tecnología joven y está constantemente mejorando.

-¿Para qué tipo o grupo de pacientes se indicaría?

-Estudiamos tres grupos. El de los jóvenes, porque por mucho que sea un buen trasplante se le da un máximo de 30 años, y si tienes 20 seguro que no quieres vivir solo hasta los 50. Si eres del grupo medio, entonces el trasplante es perfecto. Y si eres mayor, estás en un grupo con riesgo de cáncer, y el trasplante puede acelerarlo, y si ya tienes cáncer, no te trasplantan. Por eso creo que los dos grupos que deberían ser evaluados comparando trasplante y la asistencia ventricular son los jóvenes y los mayores.

-¿Cuándo es mejor uno u otro?

-Actualmente el trasplante es el gold standard, lo mejor para todos. Hoy el trasplante es mejor que la máquina, pero mañana... En cuanto la tecnología mejore un poco creo que se podría usar más el artificial para el joven, para tratar de recuperarlo e incluso llegar a retirarle el mecánico. 

-¿Quiere decir que el corazón artificial puede llegar a curar al corazón enfermo del paciente?

-Sí, la máquina, el corazón artificial, puede curar su propio corazón. Ese es uno de nuestros objetivos. Ya estamos estudiando la recuperación del miocardio durante el soporte circulatorio. Sería muy importante. Tenemos enfermos de 20 años, a muchos de los cuales con el trasplante les daríamos hasta los 50. Si les ponemos uno mecánico durante tres años y su corazón se recupera, les damos años de vida. Pueden tener una remisión parcial, vivir mejor e incluso se les puede retirar la máquina y ahorrarles los efectos nocivos de la medicación inmunosupresora. Y si en el futuro no va bien y lo necesitan, siempre se los podría trasplantar.

-¿Ya se ha «curado» alguno?

-Acabo de ver a un paciente de 42 años, al que se la había puesto asistencia mecánica en otro centro y nos pareció que su corazón se había recuperado. Apagamos y cortamos. Ahora mismo solo tiene medicación y su corazón es normal. Pronto se presentará un estudio con más casos.

«Nunca llegará el día en que no necesitemos donantes»

A Nir Uriel no le cabe duda de que el futuro para los cardiópatas es esperanzador.

-¿Qué hace falta para que los avances en corazón artificial se apliquen no solo aisladamente?

-No sabemos aún cuánto puede aumentar la supervivencia, y necesitamos saber y definir qué grupo de pacientes tienen esa posibilidad de reversibilidad. Lo estamos estudiando. Y se necesitan sobre todo equipos concentrados, con experiencia e infraestructura. El hospital que maneja la insuficiencia cardíaca avanzada ha de estar comprometido, porque su disponibilidad es de 24 horas, y tener especialistas en las posibles complicaciones asociadas: infecciones, hematológicas... El área de Chicago tiene 17 millones de habitantes, cuatro centros que trasplantan y solo dos hacen corazón artificial. En el 2017, en mi hospital hicimos 33 trasplantes, 61 asistencias permanentes y 100 de corta duración. Solo con casos se adquiere experiencia y conocimiento. Y solo así se avanza.

-¿Llegará el día en que no necesitaremos donantes?

-Nunca. El trasplante está aquí para quedarse. Y además es excelente. Proporciona una calidad de vida muy buena y se está investigando también mucho para evitar el rechazo y mejorar la medicación hasta el punto de llegar a no necesitar inmunosupresión. Lo importante es hacer llegar la mejor de las opciones a cada paciente. De ahí la importancia de contar con equipos experimentados, como es el Chuac, extraordinario y excelente en trasplante y en corazón artificial, y comunicar su existencia para que deriven a los enfermos. El envío es la clave. Todavía sucede, desgraciadamente, que a algunos enfermos se les dice que no hay nada que hacer, cuando sí. Hay que ser optimistas, porque hay distintas soluciones y todas son buenas.