El yogur, el gran perjudicado cuando se habla de problemas para digerir la lactosa

REDACCIÓN

SOCIEDAD

Mucha gente con problemas para digerir el azúcar presente en la leche desconocen que el yogur, a diferencia de otros lácteos, sí que es apto para su consumo. ¡Te explicamos por qué!

20 feb 2018 . Actualizado a las 17:10 h.

“Café con leche sin lactosa, por favor”. “¿Me pone 100 gramos de queso en barra sin lactosa?”... estas y otras frases similares se escuchan a diario en supermercados y en locales de hostelería. Son pocas las cafeterías que no oferten leche sin lactosa para acompañar a cafés o chocolates o escasas las estanterías de supermercados que no tengan la versión sin lactosa de un producto en cuestión: leches, batidos, helados, mantequillas, quesos, fiambres... Y únicamente hay un gran perjudicado en toda esta historia: el yogur.

A pesar de los esfuerzos por tratar de hacer asimilar a la población de que el yogur ayuda a digerir la lactosa, sigue habiendo confusión al respecto. Seguramente sea porque no se les ha dado una explicación justificada y convincente que ayude a entender los motivos que hacen que este lácteo no deba ser considerado como el resto.

¿Pero por qué una persona con dificultades para digerir la lactosa sí que puede tomar yogur? La clave está en la fermentación. El yogur, al estar fermentado, hace que la lactosa pase a ser ácido láctico por la intervención de las bacterias. Es decir, los fermentos rompen y se comen esa lactosa, ayudando a digerirla. Es importante destacar también que los fermentos del yogur llegan vivos al intestino y allí pueden seguir rompiéndose y facilitando aún más la digestión de la lactosa. Esto también es extensible a la leche fermentada que, debido a su menor cantidad de lactosa, se tolera mejor que la leche común.

Por si fuera poco, hay que sumar a esta explicación que los yogures contienen aproximadamente unos cuatro gramos de lactosa por ración, una cantidad muy pequeña teniendo en cuenta que una persona con dificultades para digerir la lactosa empieza a sentirse incómoda a partir de los 12 gramos de ingesta de este azúcar presente en la leche.

Aún así, dados los diferentes niveles de asimilación que puedan tener aquellos con dificultades para digerir la lactosa y debido a los pocos estudios para poder clasificar su tolerancia en base a niveles, mucha gente opta por eliminar de golpe todos los productos lácteos de su dieta habitual. En este caso, estaríamos hablando de un grave error.

Renunciar al yogur por desconocimiento sería, a la larga, un problema. Es un producto que, además de favorecer la digestión, tiene un alto contenido en calcio, vitaminas y proteínas, esenciales para unos huesos y unos dientes fuertes. Y también es importante recalcar que su consumo diario es totalmente beneficioso para la salud. ¿Cómo es posible que un alimento tan completo, equilibrado y que se adapta a cualquier comida del día -desayuno, tentempié, comida, merienda o cena- sea también vetado por quienes tienen dificultades para digerir la lactosa?

Bastantes complicaciones tienen ya en su día a día para que encima crean que tendrán que quitar de su lista de la compra al tan respetado yogur.