Manuel Fernández Abeledo: «Soy enfermero y mis pacientes me han hecho sentirme muy capaz»

SOCIEDAD

Carlos Castro

Este enfermero lucense de 40 años, tuvo que esperar a cumplir 29 para saber que sufría el síndrome de Asperger

18 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel Fernández Abeledo, un enfermero lucense de 40 años, no descubrió hasta los 29 que los motivos por los que se sentía diferente del resto de su entorno eran la consecuencia del síndrome de Asperger, que le descubrieron en Inglaterra en una asociación de ayuda a personas con trastornos del espectro autista (TAE). Acudió a ella tras leer un libro que le regaló un amigo, el relato de un padre sobre su hijo con Asperger, con el que se identificó plenamente. Hasta ese momento reconoce que tuvo que convivir con diagnósticos de esquizofrenia y trastorno bipolar y con unas relaciones muy complejas con su entorno.

Manuel Fernández no considera que tuviera una infancia «horrible», aunque sí recuerda la etapa escolar como «tortura», salvo en el Bachillerato, porque, según confesó, no iba a clase. «Algún profesor me invitaba a salir del aula porque molestaba, con la promesa de que no iba a contárselo a mi familia».

Los cambios en su vida, según explicó, comenzaron cuando tuvo que repetir segundo de Bachillerato porque suspendió todas las asignaturas. Gracias a las clases de refuerzo, que compartía con 5 alumnos, no con los 25 habituales, logró sacar un 9,5 en Matemáticas. El profesor entonces tomó medidas. «Dejé de estar en la última fila, a pasar a la primera, con continuos toques de atención de los profesores para que no me desconcentrara».

A Manuel Fernández le descubrieron las dificultades que tiene para escribir en la carrera de enfermería. Sus profesores, incapaces de corregir los exámenes con su letra, le permitieron que utilizara solamente mayúsculas.

El enfermero lucense, que ayer pronunció una charla en Lugo sobre su experiencia personal, invitado por la asociación Raiolas, cree que su carrera también le ha abierto muchas puertas. «Cuando empecé a hacer prácticas -explicó- me di cuenta de mi capacidad para conectar con las personas. Mis pacientes me han hecho sentir muy capaz». Fernández Abeledo cree que la escuela es fundamental a la hora de realizar diagnósticos curriculares de las necesidades de cada alumno.