Menos sal, grasas y azúcares en 3.500 alimentos y bebidas de gran consumo

Raúl Romar García
R. ROMAR REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

EDUARDO

Más de 500 empresas pactan con Sanidad rebajar su contenido en un 10 %

06 feb 2018 . Actualizado a las 08:05 h.

Patatas fritas más sosas; refrescos, salsas, yogures o derivados cárnicos bajos en calorías; platos preparados, galletas y bollería con un menor porcentaje de grasas saturadas... Y menús más saludables en colegios, hospitales y centros de trabajo. La industria de la alimentación también ha declarado la guerra al azúcar, la sal y las grasas, cuya ingesta excesiva tiene una incidencia directa en la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Un total de 510 empresas reducirán en una media del 10 % el contenido de estos ingredientes en una lista de 3.500 productos habituales en la lista de la compra. Lo harán de aquí al 2020 dentro del compromiso voluntario alcanzado con la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosán), dependiente del Ministerio de Sanidad. El plan ha sido suscrito por veinte asociaciones que representan a los sectores de la fabricación de alimentos, distribución y restauración.

El cambio se empezará a notar poco a poco, a medida que las empresas cambien sus sistemas de producción para adaptarse a las nuevas exigencias sin que sus productos pierdan ni calidad ni seguridad, ni el sabor ni la textura. «Es una reformulación que les supone una reforma en sus cadenas de producción. La gente puede pensar que se puede hacer de un día para otro dándole a una tecla, pero no es así», advierte Felipe Casanueva, que como coordinador de la campaña Aligera tu Vida y de presidente de la Fundación de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) ha participado en las negociaciones con la industria y en su asesoramiento para poder afrontar el proceso

«Es -asegura el también jefe de endocrinología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago- un cambio histórico que viene derivado de que la sociedad exige más productos saludables y la industria tiene que adaptarse a sus preferencias».

De croquetas a patatas fritas

En esta línea coincidió ayer en la presentación del acuerdo la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat. «Este plan -destacó- marca un antes y un después en España, porque supone una transformación no solo social, sino también empresarial, porque las empresas que se sumen invertirán en innovación constante para lograr elaborar productos más saludables».

El consumidor apenas notará cambios en el sabor de los alimentos, pero su salud sí apreciará el cambio a largo plazo. Por ejemplo, las patatas fritas reducirán en un 13,8 % su contenido en sal, mientras que los derivados cárnicos y la mayonesa lo harán en un 10 %. Este último producto, uno de los más afectados, también verá reducida en un 18 % su cantidad de azúcar. En platos preparados como croquetas, empanadillas, nuggets, canelones o surimi la sal se rebajará en un 10 %.

La medida afectará a un total de 13 grupos y 57 subcategorías de alimentos y bebidas. Los artículos incluidos en el programa aportan el 44,5 % de la energía total de los productos con azúcares añadidos de la cesta de la compra de las familias españolas.

Menos fritos y más verduras en comedores de colegios y trabajos

Además de a los productos de la cesta de la compra, el plan abarca también empresas de restauración social, por lo que los menús ofrecidos en los colegios y en lugares como las cafeterías de los hospitales, prisiones, geriátricos o centros e trabajo en general serán más saludables. Aumentarán los platos cocinados a la plancha y las carnes magras frente a las rojas, se reducirán los productos precocinados o fritos y se ofrecerán más legumbres, pescados, verduras y frutas de temporada.

Los establecimientos de la categoría de restauración moderna, que incluye a cadenas como McDonald's, Telepizza o Rodilla, y que en conjunto suman más de 6.000 locales, tomarán medidas como reducir el 50 % del contenido de azúcar en sobres monodosis y en un 33 % el de los de sal, ofrecer guarniciones de verduras y hortalizas como alternativas a las patatas fritas o reducir los orificios de salida de las tapas de los saleros. Por su parte, las máquinas de vending reducirán en un 15 % la dosis máxima de azúcar.