Predice su potencial riesgo destructivo a partir del análisis de las primeras ondas
27 nov 2017 . Actualizado a las 07:14 h.Los primeros latidos de un terremoto son inofensivos. No tienen poder destructivo. Incluso podría decirse que son ondas de preaviso de las que vendrán a continuación, a las que sí hay que temer. Pero el margen para actuar es ínfimo. Unos segundos escasos para analizar la señal y determinar la magnitud del seísmo. Y otros pocos más para lanzar la alerta y paralizar, en la medida de lo posible, infraestructuras estratégicas. La destrucción no se evitará, porque hoy por hoy no existe ningún sistema capaz de predecir con antelación la aparición de un cataclismo de este tipo, aunque sí pueden ser suficientes para salvar muchas vidas. Y esta es, precisamente, la estrategia que sigue el primer sistema de detección temprana de seísmos y tsunamis en España, una herramienta que está ensayando el Observatorio de la Armada y que ha sido desarrollada por distintas universidades y centros públicos de investigación.
«Si analizamos la primera señal, en cuestión de cuatro o cinco segundos podemos obtener información sobre la gravedad del terremoto», explica el geofísico José Martín Dávila, director del Observatorio de la Armada, que ha presentado la herramienta en las Jornadas sobre Seguridad y Defensa: Tendencias y Demandas en Tecnologías Matemáticas y TIC que se acaba de celebrar en A Coruña. «Después de analizar la primera señal -añade- y determinar la gravedad del seísmo tenemos muy pocos segundos para actuar ante la llegada de las ondas destructivas, pero suficiente para, por ejemplo, disminuir la velocidad de los trenes, paralizar los procesos de producción en polos químicos o industriales o detener las cadenas de montaje».
Si se toma como ejemplo el terremoto de Lisboa de 1755, el más destructivo ocurrido en la península, se dispondría de entre 40 y 50 segundos para que en otras zonas, donde también se notarían sus efectos, tomasen medidas preventivas. Este seísmo también originó un tsunami, que en España se dejó notar con olas de seis metros en las costas de Huelva y Cádiz, donde murieron miles de personas. En este caso el tiempo de reacción ante la llegada de las grandes olas sería mayor: entre 40 y 50 minutos. «Si detectamos un terremoto con capacidad de generar un tsunami podríamos disponer de un margen considerable de maniobra», apunta Martín Dávila, natural de Vigo.
En el sistema de alerta temprana de terremotos participaron investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña, mientras que para el de maremotos se contó con la colaboración del Instituto Español de Oceanografía y de Puertos del Estado.
Evitar falsas alarmas
La herramienta se nutre de los datos aportados por las estaciones sísmicas de España, Portugal y Marruecos. También se han creado para el proyecto sismógrafos y mareógrafos GPS que ofrecen datos en tiempo real con una elevada precisión y que revelan los movimientos de la tierra y la carga de la marea que origina un tsunami. «El sistema -señala Martín Dávila- ya funciona y lo hace bien, pero necesitamos probarlo más porque tiene que tener una fiabilidad absoluta, ya que no podemos lanzar una alerta y que luego no ocurra nada, algo que sería muy peligroso y con un gran impacto económico y social». Para perfeccionar la herramienta y lograr la precisión deseada, el equipo espera obtener financiación a cargo de un nuevo proyecto del plan nacional de investigación.
El sistema creado se basa en un algoritmo matemático que estima el grado de destrucción de un seísmo y si se producirá un tsunami, a partir del análisis de la información suministrada por las primeras ondas. La red GPS que han implementado también es muy sensible y detecta deformaciones milimétricas en el terreno, una plataforma que se acompaña con el desarrollo de ecuaciones matemáticas que analizan su información casi en tiempo real.