Oumuamua, el asteroide interestelar que entró a nuestro sistema solar

Paulino Vilasoa Boo
P. Vilasoa REDACCIÓN

SOCIEDAD

La comunidad astronómica está entusiasmada con la primera observación por parte del hombre de un objeto llegado desde el espacio extrasolar

21 nov 2017 . Actualizado a las 18:32 h.

Los comunidad astronómica está entusiasmada con la primera observación en la historia de un asteroide interestelar. Se trata de ‘Oumuamua (una palabra de origen hawaiano que significa «un mensajero lejano que llega primero»), un cuerpo celeste con forma de cigarrillo que ha entrado en nuestro sistema desde el espacio extrasolar.

El asteroide es de un color oscuro rojizo, de unos 400 metros de largo y de forma muy alargada y estrecha, con un aspecto muy diferente a los cuerpos celestes propios de nuestro sistema solar.

Los astrónomos creen que ‘Oumuamua ha viajado durante millones de años desde, según deducen, la constelación de Lyra, antes de toparse con nuestro sistema solar.

El cuerpo celeste fue detectado por primera vez el pasado 19 de octubre por el telescopio Pan-STARRS desde Hawái como un débil punto de luz en movimiento, lo que llevó a muchos a pensar en un principio que se trataba del típico asteroide pequeño, aunque el cálculo posterior de su órbita permitió saber que se trataba de un cuerpo que provenía del espacio interestelar.

En el momento en el que los astrónomos consiguieron identificar el cuerpo como asteroide interestelar, cuyo nombre técnico es 1I/2017 U1 y al que se le puso una denominación más sencilla en idioma hawaiano, el astro «ya había pasado su punto más cercano al Sol y se dirigía de vuelta hacia el espacio interestelar», de modo que el Observatorio Europeo Austral tuvieron que actuar rápidamente, según explicó Olivier Hainaut, uno de los miembros del equipo.

Para ello utilizaron el telescopio VLT (Very Large Telescope) del observatorio situado en Chile, y de ese modo midieron su órbita, el brillo y el color del objeto antes de que quedara fuera del alcance.

¿Qué es un objeto interestelar?

Los asteroides de este tipo son restos de otros sistemas planetarios. Cuando, por ejemplo, se formó inicialmente nuestro sistema solar, los grandes planetas sacudieron los pequeños materiales que circulaban alrededor del Sol, lo que produjo que algunos de esos pedazos quedaran en los extremos del sistema y que otros acabaran siendo expulsados por completo.

Precisamente cuerpos como ‘Oumuamua serían estos forajidos que viajan a lo largo y ancho del espacio interestelar sin estar anclados a ninguna órbita.

¿Cada cuánto llegan objetos así a nuestro sistema solar?

Se cree que hay muchos objetos interestelares que atraviesan nuestro sistema solar frecuentemente, posiblemente una vez al año, pero la mayoría lo hacen demasiado rápido, de modo que los astrónomos no son capaces de captarlos.

El caso de ‘Oumuamua ha sido especial, como se puede ver en la órbita facilitada por el Observatorio Europeo Austral, ya que primero se acercó al Sol y posteriormente pasó muy cerca de la Tierra mientras se alejaba para abandonar nuestro sistema solar, lo que permitió que los astrónomos tuvieran la distancia y el tiempo necesarios para captarlo. «Tuvimos un margen de 10 días para hacer cosas prácticas con él», afirmaron desde la Universidad de Hawái.

La forma y la velocidad

Lo que se vio a través de los telescopios no era, en absoluto, una imagen nítida y detallada de ‘Oumuamua,  pero lo que sí se vio es que el asteroide interestelar tenía unas grandes variaciones de brillo, lo que indica que se trata de un objeto excepcionalmente alargado y giratorio que da una vuelta completa cada 7,3 horas y se desplaza a una velocidad de más de 137.000 kilómetros por hora.

El pasado 1 de noviembre ‘Oumuamua pasó cerca de la órbita de Marte, y llegará a Júpiter ya en el año 2018, de modo que pronto será muy difícil de rastrear.

¿De dónde viene?

Los astrónomos creen que ‘Oumuamua llega desde la dirección en la que está la estrella Vega, en la constelación de Lyra. Pero está claro que ese no es su origen, ya que cuando pasó por allí, Vega seguramente no estaba situada en ese lugar, precisamente. Aunque viajara a 95.000 kilómetros por hora, el asteroide interestelar habría pasado por allí hace 300.000 años, cuando esa estrella estaría en un lugar diferente.