Los expertos creen que poner las calorías en el menú ayudaría a comer más sano

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Ed Gregory

Los nutricionistas señalan que hay diferentes grasas y que dar datos detallados sería caro

10 nov 2017 . Actualizado a las 12:56 h.

¿Indicar cuántas calorías tiene el menú que comemos en el restaurante puede ayudar a frenar la epidemia de la obesidad? La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) cree que ayudaría y, aunque con tres años de retraso, lo hará obligatorio en todo el país a partir de mayo. La medida estaba incluida dentro del tan cuestionado Obamacare como fórmula para frenar el problema. De hecho, ya lo hacen en algunos estados o en cadenas como Starbucks.

Endocrinos y nutricionistas gallegos creen que no estaría de más hacerlo también en Galicia. Sobre todo porque, como apunta la nutricionista María Viña, de ese modo «el consumidor sabe en todo momento la cantidad de nutrientes que está ingiriendo». Además, aunque no es partidaria de contar calorías, la nutricionista y directora de Nutrisalud, Maika López, añade que saber cuántas contiene cada menú «puede ayudar a concienciar a la población sobre la cantidad de ellas que tiene un primer plato, un segundo plato y un postre». En este sentido, recuerda que hace años que viene reclamando la necesidad de cambiar la «tradición del menú del día como tal y pasarnos al plato único porque es muy difícil que con el tipo de trabajo sedentario que tenemos hagamos un gasto calórico suficiente durante la tarde como para quemar todas las que contiene un menú completo».

Además, añade que hay algunos excesos dietéticos que «no se compensan con caminar treinta minutos o ir al gimnasio dos veces por semana. «Quizá a algunas personas les puede ayudar contar lo que ingieren y las calorías que gastan». Esta nutricionista llama la atención con datos: «El Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE) que el 52,7 % de los españoles de más de 18 años presenta exceso de peso (un 35,7 % por sobrepeso y un 16,9 % por obesidad). 

Comer en casa es más sano

No solo eso. La endocrina del Complejo Universitario A Coruña, Teresa Martínez, alude a la diferencia que hay entre comer fuera o hacerlo en casa. Explica que en un restaurante el nivel calórico de un mismo plato suele ser superior. ¿Por qué? Porque, explica, «aunque pidas algo a la plancha en un bar, lo que consumes lo han elaborado en una plancha en la que constantemente están echando aceite. Por no hablar de otros platos donde reutilizan ese alimento. El nivel calórico suele ser superior por eso. En casa sabes la cantidad que echas a la sartén».

Una medida cara

El director de Calidad del Laboratorio de Higiene, Inspección y Control de Alimentos de la USC, Carlos Franco Abuín, matiza que la medida es beneficiosa y ayuda, pero la cantidad de calorías necesarias depende de la estructura de la persona, del gasto calórico que tenga cada día. Además da otra clave: «Dar datos sobre los nutrientes que componen cada menú, más allá del porcentaje de proteínas, como las grasas o hidratos que tienen, resulta muy caro cuando se hace con rigor». La razón no es otra más que el coste de las analíticas necesarias para saber con exactitud, por ejemplo, cuántas grasas saturadas o cuánto sodio contiene un plato.

Además no todas las calorías son iguales. Desde luego, como dice María Viña, «no es lo mismo tomar 300 kilocalorías procedentes de frutos secos que de patatas fritas. Los primeros aportan grasas saludables o hidratos de carbono, pero las segundas grasas saturadas».

Por no hablar de las calorías vacías, aquellas que aportan una cantidad importante de energía, pero muy pocos nutrientes o ninguno. Este es el caso de ciertas bebidas o alimentos endulzados, azúcares refinados y alcohol. «Las marcas comerciales los presentan como alimentos más tentadores, pero son los más peligrosos para la salud por su contenido en calorías vacías», explica Maika López. «A mí me preocupan especialmente los alimentos que aparecen como desnatados, pero no lo son, o bebidas energéticas que tienen un contenido excesivo de azúcar y no disponen de suficientes minerales», concluye.