Un responsable de que se cumpla la disciplina entre los conservadores británicos, acusado de acoso sexual

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

DANIEL LEAL-OLIVAS | AFP

Pincher se suma a la lista de dimisiones y May anuncia una nueva regulación para frenar estas conductas

07 nov 2017 . Actualizado a las 08:07 h.

Ni los responsables de que se cumpla la disciplina de partido entre los parlamentarios británicos, una figura conocida como whip (látigo en español), se libran de verse implicados en un caso de acoso sexual. El conservador Christopher Pincher, de 48 años, ha sido el último político en echarse a un lado y dimitir, después de que saliera a la luz un nuevo escándalo -el enésimo en la última semana- en Westminster.

Ha sido un compañero de filas y exremero olímpico, Alex Story, el que lo ha delatado por unos hechos que supuestamente ocurrieron hace 16 años, en la casa de Pincher, donde este le habría tratado de desabrochar la camisa y, mientras le acariciaba el cuello, le dijo que podía llegar lejos en el partido. El acusado aseguró a los medios que no recuerda esa escena y que «lo que haya podido suceder o no, fue hace muchos años, antes de que fuese parlamentario». 

Un libro negro secreto

Esta causa será investigada por el partido y se suma a las de otros tres tories (Daniel Poulter, Stephen Crabb y Daniel Kawczynski) que serán interrogados por conductas inapropiadas, una acusación que pesa sobre más de una treintena de diputados conservadores. Incluso se habla de la existencia de un libro negro secreto de los whips que detalla las vejaciones, algo que el Ministro del Interior negó.

La primera ministra británica, Theresa May, se ha visto obligada a tomar cartas en el asunto, especialmente tras la dimisión del extitular de Defensa, Fallon, que reconoció haber toqueteado la rodilla de una periodista durante una cena.

La primera medida fue revisar el código de conducta y ayer anunció que consensuará con los líderes de la oposición una nueva normativa parlamentaria para fomentar una «cultura del respeto» tras la sucesión de denuncias, que afectan tanto a tories como a laboristas y a nacionalistas escoceses. La propia May ha reconocido que «lo que se ha revelado en las últimas semanas ha sido profundamente inquietante».

Por otra parte, el líder laborista, Jeremy Corbyn, instó a «usar los sindicatos» para actuar frente al acoso sexual, tanto en el ámbito político como en el empresarial.

Y en EE.UU., una decisión judicial puede poner al presidente Donald Trump en el disparadero, si la Corte Suprema de Nueva York permite que proceda la demanda de una mujer que lo acusa de insinuaciones sexuales indeseadas.