Un hogar y un futuro para mujeres sintecho

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La Obra Social 'La Caixa' colabora desde hace más de diez años con el centro de acogida de A Coruña

26 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Todavía no había estallado la crisis cuando abrió sus puertas, en los años noventa, un centro en A Coruña con el que se buscaba dar un hogar y un futuro a mujeres sintecho. Hace ya más de 20 años de eso, en los que ha quedado patente que la demanda no solo existe, sino que va a más. «Contamos actualmente con 18 plazas y una de reserva, y solemos estar siempre al 100 %», cuenta Rocío Barros, directora de la vivienda de acogida que funciona al amparo de la Fundación Hogar Santa Lucía.

Cuatro hermanas de la congregación Misioneras Esclavas del Inmaculado Corazón conviven con las mujeres en acogida, las 24 horas y los 365 días al año. Su labor como educadoras se complementa con la de trabajadores sociales, una psicóloga que acude una vez a la semana y un psiquiatra de la red del Sergas que se desplaza mensualmente para dirigir las pautas de intervención, además de una docena de voluntarios que colaboran con las actividades y salidas recreativas. Sin embargo, toda esa cadena humana de poco serviría sin dinero para mantener el Hogar.

«La financiación es básica, para el vestuario, la alimentación, medicamentos, productos de higiene, atención de especialistas como dentistas o podólogos, facturas, pequeñas reparaciones del edificio y el pago de los salarios del personal», indice Barros, quien explica que desde hace más de un decenio el proyecto cuenta con la ayuda de la Obra Social 'La Caixa', lo que ha permitido que cerca de 200 usuarias se beneficien del programa en este tiempo. En el último año, la aportación ascendió a 23.820 euros y una treintena de mujeres sintecho pasaron por el centro de acogida.

«La teoría es que es un centro de estancia media. En un principio, estimábamos una estancia de nueve o diez meses, pero nos vimos superados por la realidad y algunas permanecen años. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de ellas tienen alguna patología psiquiátrica y la reinserción social cuesta más y es un hándicap para encontrar empleo. Llegan, en algunos casos, muy deterioradas y no todas evolucionan al mismo tiempo», subraya la directora. 

Funcionamiento

Ella, junto con la presidenta de la fundación, son las que se encargan de estudiar todas las solicitudes que llegan (en los últimos años fueron más de 70) y selecciona quién entra. En primer lugar, son atendidas sus necesidades básicas, incluidas la salud física y mental. Y, en una segunda fase, indica Barros, se estudia y diagnostica la problemática: «Todos los años se elabora un proyecto en el que detectamos las necesidades y marcamos las metas a alcanzar. Se le informa sobre recursos para alcanzar los objetivos personales y, a aquellas que están interesadas, se les hace un itinerario personalizado de orientación laboral e incluso pueden asistir a cursos en otros centros».

El perfil, apunta, es muy heterogéneo. Hay mujeres españolas y extranjeras (en este momento, están una rusa y una portuguesa). «Hemos tenido desde universitarias a personas que no sabían ni leer ni escribir. Desde los 18 a los 60 años y sin cargas familiares, que son los requisitos para su ingreso», continúa.

Durante su estancia se intentan mantener y reforzar los lazos familiares y, tras el alta, el centro realiza un seguimiento de cada una de ellas para comprobar su evolución. El Hogar de Bens les da una segunda oportunidad. Pero «son las mujeres los propios motores de su cambio, nosotros somos un bastón, una muleta, para cuando ellas lo necesitan», concluye la directora del Hogar.