El humo une a Galicia con Londres

Xavier Fonseca Blanco
XAVIER FONSECA REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La capital británica fue escenario en el otoño de 1952 del episodio de contaminación atmosférica más grave de la historia de Europa

18 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En otoño de 1952 Londres fue escenario del episodio de contaminación atmosférica más grave de la historia de Europa. Durante una ola de frío muy intensa, los londinenses comenzaron a quemar más carbón que nunca para mantener los hogares calientes. Pero el humo que salía de las chimeneas quedó estancado sobre la capital inglesa una semana entera debido a la influencia de un potente anticiclón que evitaba el movimiento ascendente del aire. Cuando la niebla tóxica se disipó pudo contemplarse las dimensiones de la tragedia. Más de diez mil personas, sobre todo niños y ancianos, habían fallecido a causa de la mala calidad del aire, ya que el carbón tenía un alto contenido de azufre.

Estos días aquel trágico suceso ha vuelto a la memoria colectiva de los británicos al observar cómo el azul natural del cielo era sustituido por una naranja que ha generado un ambiente turbio y un aire cargado de partículas contaminantes. Lo cierto es que la imágenes que llegaban desde la capital inglesa parecían sacadas de una película de ciencia ficción como Blade Runner.

Pero en esta ocasión, el origen de la nube que cubrió el sur de Inglaterra no procedía de las casas o de los coches sino de Galicia. La atmósfera es la capa de gases que rodea a la Tierra y no entiende de fronteras. Por ello es capaz de conectar a dos puntos del planeta por muy lejos que se encuentren el uno del otro. El humo de los incendios de nuestra comunidad, Asturias y el norte de Portugal ha conseguido llegar hasta el Reino Unido a través de los vientos del sur asociados al ciclón Ophelia. Aunque detrás de ese cielo anaranjado, propio de un paisaje de Marte, no solo había humo sino también polvo procedente del desierto. En Galicia la calima no fue tan apreciable debido a los incendios pero ese polvo del Sáhara sí que ha conseguido alcanzar Londres por el corredor de isobaras que generó el huracán y el anticiclón.

El cielo pierde el azul cuando la luz interacciona con una atmósfera densa, algo que podemos ver durante el amanecer o el ocaso, mientras el sol se encuentra bajo sobre el horizonte. La luz blanca que llega de la estrella se encuentra con las partículas en suspensión de los incendios y del desierto y se produce un fenómeno de refracción. El color que se dispersa en todas las direcciones y con más intensidad es el azul que no consigue alcanzar el ojo humano. Entonces aparecen los que vienen a continuación; el amarillo, naranja y rojo. Esto explica la naturaleza de ese cielo y también que el sol haya adquirido un tono rojo intenso.