«Las piedras que hacían vino» rescata lagares rupestres gallegos

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

Marcos Míguez

El libro documenta 64 restos milenarios «pero hay 30 más»

07 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Esta historia impresa en granito fálanos das orixes do cultivo e da elaboración do viño en Galicia. Só a dureza e resistencia do noso mineral eterno fai posible que hoxe poidamos contemplar como os nosos devanceiros afrontaban esta tradición milenaria». Esto empiezan diciendo Luis y Alejandro Paadín en el libro que presentaban el viernes en A Coruña, Las piedras que hacían vino (Xunta de Galicia), un volumen en el que invitan al lector, también en inglés y en castellano, a un «viaxe polos milenarios lagares rupestres de Galicia».

Estos restos avalan el cultivo del vino en tierras gallegas en la época romana y el rescate de los mismos es una tarea que los autores iniciaron hace más de un lustro. Fue entonces cuando los Paadín avanzaron el descubrimiento al redactor de este diario, Luis Díaz, que a finales del 2011 relataba cómo los primeros 13 lagares «fueron localizados con ayuda de asociaciones y particulares que sabían de su ubicación o habían oído hablar de ellos. Ninguno ha sido investigado y la mayoría no están catalogados».

Ahora, en este volumen, sí que está documentado cada uno de ellos, con su ubicación, su capacidad para hacer vino, la altitud a la que está e incluso un código QR que permite al lector llegar a los 64 lagares rupestres que recoge la publicación.

Luis Paadín evocaba ayer el camino recorrido: «Al principio nadie se lo creía, me lo hicieron pasar mal. Desde Patrimonio primero me dijeron que no existían y cuando se los mostré afirmaban que no tenían valor». La respuesta fue que, aunque así fuera, «para mí sí que son importantes porque estos lagares demuestran que hacíamos vino hace 2.000 años».

El reto de la datación

De todos modos, «había que datarlos pero tenemos un problema porque nuestro suelo es muy ácido y se come todo. Tuvimos la fortuna de que uno de los lagares, en Castrelo do Miño, el alcalde, con muy buen juicio, le pidió al equipo de arqueología de la Universidade de Vigo que lo estudiara». Y con ello se descartó que se trataban de lagares de los siglos XV al XVII como los hallados en otros lugares de España.

«La mayor parte están en Monterrei y O Ribeiro, que es por donde entró el cultivo del vino en Galicia. En la Ribeira Sacra también hay alguno. Si fueran de esos siglos, ¿por qué no hay ninguno en las Rías Baixas, a donde la viticultura llegó en el siglo IX?», indica.

Luis tiene localizados «otros 30 más» que, gracias a otro código QR, el lector de este libro podrá ir conociendo. Además, cuenta, divertido, cómo en un pueblo, cerca de uno de los lagares, la última Semana Santa entraron en el bar. Alguien le reconoció y preguntó: «¿Sodes os dos lagares?». Ante la afirmación el posadero los invito a unos vinos, «porque desde que descubristes o lagar tódolos domingos vén xente a velo e teño o bar cheo». Está claro que estas piedras que hacían vino atraerán visitantes.