«A Teresa Romero la puse como una heroína y el marido se aprovechó de mí»

E. Á. SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Benito Ordoñez

Teresa Mesa, la que fue portavoz durante 15 días de la auxiliar de enfermería gallega,  se resarce en «Al otro lado del ébola» lo que vivió esos días

04 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Al otro lado del ébola es un libro mitad ficción mitad realidad que acaba de publicar Teresa Mesa, quien fue portavoz durante quince días de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería contagiada de ébola. Y aunque la experiencia no fue positiva y su relación con Romero y su marido es nula, ahora publica una obra, de Max Estrella Ediciones, en la que se resarce de lo que vivió esos días

-¿Cómo surge la necesidad de este libro?

-Porque tengo la necesidad de escribir lo que viví ahí, ya que la verdad que sale al exterior es una verdad sesgada totalmente. Lo que se vivió en esas cuatro paredes solo lo sabemos los que estuvimos dentro.

-¿Sesgo en qué sentido?

-Sacarle un poquito de información al marido de Teresa Romero era una locura, porque era una persona muy desconfiada y había pactado exclusivas desde el principio. Me llama a mí como amiga y me pide que me haga cargo de la situación porque dice que soy la única persona que puede. Ya cuando me pidió que me hiciese cargo de la portavocía le dije que no me parecía lo más adecuado, que tenía familia para hacerlo. Acepté esa portavocía tras pensarlo un día porque teóricamente se le veía muy mal. A raíz de ahí les hago un lavado de imagen total, los ensalzo, a ella la pongo como una heroína y le pinto una imagen muy favorecedora, tanto es así que me llaman del mundo entero. El marido no me da ningún tipo de información y se aprovecha de mí por el tirón mediático que tengo.

-Pero nunca le pidió dinero.

-A mí no me lo sugiere, lo que me dice es que para ir a las televisiones tiene que cobrar, y yo le digo que en lo que tiene que pensar primero es en que su mujer salga del coma. Y, en segundo lugar, que lo mejor que podíamos hacer era dialogar, no demandar.

-¿Hay mucho de ficción en el libro?

-Un 50-50, hay mucha ficción y va creciendo a medida que el libro va avanzando, también para que el lector respire porque es un tema complicado, y porque si no sería un libro tedioso.

-Y en esos quince días en los que fue la portavoz de la familia, ¿cómo cree que actuó el gobierno y los sanitarios?

-En ese momento el entorno del Gobierno ya lo había fastidiado, la fastidian mucho cuando traen a los misioneros a España, pero es que continuaron haciéndolo porque no hacen ningún miramiento con la doctora, las peluqueras... Sí es verdad que después el Gobierno recula y ofrece alternativas que se traducen en dinero y ahí sí tuvo un talante negociador. Ofrecen mucho dinero, pero entonces aparece la figura de un abogado y el marido me dice ya que no va a firmar nada, que él va a ganar muchísimo más denunciando.

-¿Tiene actualmente algún contacto con Teresa o su marido?

-No no, qué me van a decir, se les cae la cara de vergüenza.

-¿Qué experiencia saca?

-La experiencia que saco de aquellos días es que Teresa Romero valía más muerta que viva. La conclusión es que la avaricia le pudo al marido. Te digo solamente un detalle, lo vi llorar por el perro y no lo vi llorar por su mujer.

-Habla del entorno político, ¿pero cómo actuaron los sanitarios?

-Con muchísima profesionalidad, se fastidió cuando trajeron a los religiosos pero luego lo enmendaron con un trato y unas prevenciones exquisitas.