Hallan en Galicia dos crustáceos sin ojos únicos en el mundo

r. r. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

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Las dos especies son milimétricas y transparentes y viven en las profundidades de la plataforma continental

20 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Son insignificantes. De un tamaño milimétrico, transparentes y sin ojos. Son dos tipos de crustáceos que viven en las profundidades de la plataforma continental gallega, en la zona del cañón de Ferrol, a algo más de 1.000 metros por debajo de la superficie marina. Y son dos especies totalmente nuevas para la ciencia que acaban de ser descritas por investigadores de la Estación de Biología Marina de A Graña, de la Universidade de Santiago, en un artículo publicado en la revista científica Zootaxa. En los mismos fondos se han recogido otras ocho especies que muy probablemente tampoco se conocen, pero que aún están pendientes de caracterizar.

Las dos nuevas que se han presentado en sociedad son Photis guerrai y Pareurystheus vitucoi. Ambas son singulares, pero quizás la más especial sea la segunda, que recibe su apellido como homenaje a Victoriano Urgorri, director de la estación de A Graña y conocido como Vituco. Primero porque de la familia a la que pertenece solo se han identificado otras siete especies, y todas se han localizado en aguas de Japón. «Es la primera cita de una especie de este género para estas latitudes», destaca Ramiro Rodríguez Tato, autor principal del estudio. Tiene otra particularidad importante: uno de sus apéndices, el quinto, está menos desarrollado que el resto.

Photis guerrai, cuyo nombre honra al profesor José Guerra, pertenece a una familia mucho más amplia, la de las Photis, de la que se han descrito 69 variedades distintas, aunque solo hay cuatro que carezcan de ojos. Y guerrai es una de ellas. «El género al que pertenece -apunta Tato- es bastante común y cosmopolita. Lo habitual es que tengan lóbulos cefálicos, unas proyecciones redondeadas donde se encuentran los ojos, pero esta especie no los tiene y sus proyecciones son redondeadas».

Los dos nuevos crustáceos tienen en común que carecen de ojos. A más de mil metros de profundidad, donde no llega la radiación solar y se vive permanentemente en la oscuridad, algunas especies sustituyen sus órganos visuales por sistemas de orientación centrados en receptores químicos. «Son modificaciones que despliegan para sobrevivir en ambientes donde no existe la luz y en los que tienen que soportar mucha presión. La ausencia de estructuras visuales y su reducido tamaño son adaptaciones al entorno», subraya el investigador.

Un mundo por descubrir

Los dos crustáceos forman parte del botín científico procedente de cuatro expediciones realizadas en la plataforma continental gallega, en las que se realizaron dragados a diferentes profundidades. Hay más crustáceos pendientes de caracterizar, pero también otras nuevas especies de anélidos o moluscos. «La fauna de estas profundidades se conoce muy poco. Es una locura lo que nos queda por descubrir», dice Rodríguez Tato.