María Victoria Lareu: «Estamos analizando ADN de soldados de Japón de la Segunda Guerra Mundial»

mateo casal / r. r. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

PACO RODRÍGUEZ

Lareu es directora del Instituto de Ciencias Forenses de la USC, líder mundial en su campo

06 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos los forenses sueñan con resolver algún día crímenes al más puro estilo CSI. Una pequeña huella y descubrir al asesino más buscado. Salvando las distancias, a favor en este caso del centro compostelano, que supera en producción científica al FBI, esto es lo que realizan desde el Instituto de Ciencias Forenses de la Universidade de Santiago. Y no sin dificultades. Hace 30 años iban a comprar los instrumentos a la cristalería de la esquina. Actualmente colaboran en investigaciones judiciales a gran escala. La directora del centro es Victoria Lareu (Santiago, 1960), catedrática de Medicina Legal.

-¿Por qué el Instituto de Ciencias Forenses de la USC es puntero a nivel internacional?

-Porque aquí están investigadores muy importantes a nivel mundial, dentro de los que yo no me considero. Destacamos en genética forense, haciendo investigaciones punteras que luego se aplican a la resolución de casos judiciales. Todo gracias a un potencial humano que no se puede perder. Un profesor australiano que está aquí hasta septiembre me dijo: ¿en la universidad saben a qué personas tenéis en este laboratorio?

-¿En qué proyectos están actualmente inmersos?

-Tenemos muchos. Uno de los más importantes es el Visage, un proyecto europeo que consiste en la búsqueda de marcadores genéticos cada vez más avanzados. Esto nos permite conocer el perfil de una persona que ha dejado una muestra biológica (esperma, saliva, sangre o una huella dactilar). Gracias a estas muestras podemos saber de donde procede a nivel geográfico, el color de los ojos, de la piel, el del pelo... Características físicas que te permitan dar una idea al juez y poder crear un retrato robot genético.

-¿Incluso pueden identificar soldados de la grandes guerras?

-Bueno, estamos trabajando con nuevas tecnologías para buscar en el ADN relaciones de parentesco muy lejanas. Es muy importante para la correlación de víctimas de conflictos bélicos con familiares. Trabajamos con gente de Australia y Nueva Zelanda para la repatriación de soldados japoneses en la segunda guerra mundial. También desde países de Iberoamérica y Europa que vivieron dictaduras nos piden la identificación la identificación de individuos que estuvieron en fosas comunes.

-Además, han ayudado a resolver casos importantes como los terroristas del 11M o el asesinato de Eva Blanco.

-Sí. Pero no me gusta hablar de casos en concreto, por temas de secreto profesional. El procedimiento siempre es el mismo. Obtenemos una muestra y el juez nos pide lo que quiere saber. El origen biogeográfico del sospechoso, por ejemplo. Y nosotros con la muestra hacemos esos marcadores genéticos. Y todo es parecido, tenemos que buscar una correlación para establecer un resultado. Colaboramos con la Facultad de Matemáticas de la Universidade de Santiago. Nosotros hacemos el trabajo de laboratorio y ellos el trabajo de análisis estadístico. No todos los que cumplan estas características van a ser los causantes del crimen. Sirve para acotar el cerco.

-A nivel europeo también trabajaron en la operación Minstead.

-El Minstead era uno de los casos más importante de Scotland Yard (Policía Metropolitana de Londres). Llevaban 18 años buscando a un individuo que violaba sistemáticamente a mujeres mayores. Tenían ADN, pero no daban con el individuo. Lo que nos solicitaron fue que buscásemos el origen biogeográfico y características físicas. Una vez que poseían ese patrón que les facilitamos, solo tenían que cotejar las muestras de esperma con las de los sospechosos.

-¿Y alguno proyecto con vistas al futuro?

-Si, pensando un poco más a largo plazo también estamos trabajando con microbiomas. Para que me entiendas, cada persona tenemos un perfil de microbios en nuestro organismo. Sabiendo eso podemos conocer quién ha tocado algo concreto en una escena de un crimen.

«Identificamos las características físicas y así pueden crear un retrato robot genético»

«Es un absurdo que España no tenga carrera de genética»

-Viendo estos avances, ¿cómo es posible que España no tenga una carrera de genética en la universidad?

-Es un absurdo. Lo vemos en nuestros colegas de otros países, donde la genética es una carrera. Es un anacronismo. Pero que no exista una especialidad, no quiere decir que estemos parados. Actualmente la genética está en todas partes, y no solo a nivel forense. También en el clínico, médico, biológico, veterinario... No podríamos vivir en la ciencia sin hacer genética.

-Para salir a flote, ¿de dónde vienen las ayudas?

-El dinero lo captamos de fondos de investigación a nivel nacional y europeo, y también con alguna pericia privada que revierte en la investigación. Pero nadie cobra de este dinero. También tenemos un convenio desde la USC con la Consellería de Xustiza de Galicia. Es importante destacar que hace falta este dinero para desarrollar las ideas, pero el dinero no te da las ideas.

-¿Cuáles son las próximas metas para el Instituto?

-Pues casi que sobrevivir. Hace 30 años íbamos a la cristalería de la esquina y comprábamos nuestros instrumentos. Ahora la tecnología es ultra sofisticada. Es muy complicado mantener una estructura como esta basada en proyectos de investigación. Y es muy duro que gente buenísima no sepa que va a ser de su vida. Ahora los Leonardos Da Vinci no existen, y una persona sola no puede llevar unidades dentro de un instituto como este. Es un castillo en el aire y en algún momento esto se viene abajo y cierra.

-Imagino que se hace muy difícil salir adelante en esta situación.

-Las cosas no son fáciles, pero como en todos los lados. Pese a esto, nuestro espíritu siempre es el de servir a la sociedad, en especial a la gallega. Si nos llaman de Irlanda, Australia o Argentina ¿cómo no lo vamos a hacer aquí? No hacemos investigación para publicar un artículo, sino que queremos que revierta luego en las personas. Tampoco estamos jugando a ser científicos, sino que buscamos solucionar problemas concretos.