No obstante, matiza que, como en cualquier raza, «cada perro es diferente y también es labor del adiestrador saber reconocer cuándo un ejemplar está más dotado que otro para desarrollar una determinada función». Porque no hay que generalizar.
Aunque es un perro territorial, es también muy familiar. Adora a sus dueños, juega y cuida de los niños, algo que lo hace perfecto como perro de compañía. Es valiente, no da confianza a los extraños. De ahí sus dotes para ser guardián. Pero como buen can que ha sabido adaptarse y sobrevivir a la mezcla, el palleiro está para lo que le echen. Bueno es él. ¿O no?.